La escritora mexicana Elena Poniatowska aseguró que recibir el Premio Cervantes 2013 “es broche de oro a una vida dedicada a la escritura en la mañana, al mediodía, en la tarde y en la noche”.
En rueda de prensa en Madrid con motivo del Premio que recibirá el próximo miércoles de manos de los reyes de España, explicó que a sus casi 82 años de edad, ha supuesto una enorme sorpresa y que su discurso en la ceremonia hablará “de América Latina y su gente”.
En el encuentro en la Biblioteca Nacional recordó que cuando le avisaron que era ganadora del premio no comprendía la noticia, y que fue hasta que llegaron los periodistas a su casa de México cuando comenzó a comprender la importancia que tiene.
Acompañada del secretario de Estado español de Cultura, José María Lasalle, expuso que además será la primera mujer que ofrecerá un discurso en el púlpito del Paraninfo de la Universidad Alcalá de Henares en esta ceremonia: “procuraré no caerme”, dijo la escritora.
Recordó que Ana María Matute (Premio 2010) dio discurso en silla de ruedas, María Zambrano (Premio 1988) no acudió a la ceremonia por enfermedad y la cubana Dulce María Loynaz (Premio 1992) no pudo asistir y otra persona habló por ella.
“Esto supone un honor inmerecido, sorpresivo, aún me marea, no sé dónde estoy y es un compromiso para que en años que sigan hacer libros que justifiquen este premio. Es también una apertura a las mujeres, porque hay muchas mujeres que lo merecían antes que yo”, aseguró.
Refirió que antes de ella hay casos de escritoras mexicanas como Rosario Castellanos, Elena Garro, María Puga, o más jóvenes como Ángeles Mastretta, “hay muchas escritoras que deben aparecer mejor que yo”.
Poniatowska, que en esta rueda de prensa estuvo acompañada por familiares y amigos, confesó que hizo un proyecto de discurso sobre Cervantes, pero que su amiga Martha Lamas le sugirió “hacer mejor algo sobre lo que soy y he hecho”.
“Va a ser de todo lo que tiene que ver con América Latina y de la gente, la mayoría que sólo caminan a pie”, señaló.
Abundó que en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes, como es tradición con los escritores premiados, dejará un legado y el suyo consistirá en ediciones, la primera y la última de “La noche de Tlatelolco”, así como un manuscrito en papel revolución.
A ello, agregará una pulsera de fierro con el nombre de su padre Jean Joseph Poniatowsky, oficial que participó en la guerra, y al que quiere rendirle un homenaje “a un tipazo que fue medio polaco, medio francés y medio gringo, era sentimental, tocaba bien el piano y me fabricó”.
Puntualizó que para la ceremonia del miércoles vestirá un traje indígena de colores rojo y amarillo, que le dieron en una visita en Juchitán, Oaxaca, y que es una promesa el ponérselo en ese día.
En la rueda de prensa, Poniatowska también habló del periodismo, que aseguró es un oficio que en México “es una lección de modestia y humildad”, pero además muchos periodistas “viven situaciones duras y terribles, porque México es el país más peligroso del mundo para los periodistas”.