China se ha convertido en las recientes décadas en uno los gigantes de la tecnología, a la par de Estados Unidos y Japón, por lo que prevé tener a fin de año un prototipo de computador exascale, capaz de realizar un trillón de cálculos por segundo.
Este tipo de aparatos es considerado la próxima frontera de los superordenadores, pero un sistema completo del supercomputador exascale y sus aplicaciones no se pueden esperar sino hasta 2020, dijo Zhang Ting, ingeniera de aplicaciones del Centro Nacional de Supercomputadores, con sede en Tianjin.
Un computador exascale tiene la capacidad de efectuar 10 a la 18ava potencia cálculos por segundo.
El prototipo “será 200 veces más rápido que el primer computador petaflop de China, el Tianhe-1, reconocido como el más rápido del mundo en 2010”, agregó la ingeniera al asistir a la sexta sesión de la XVI Asamblea Popular Municipal de Tianjin.
Con el uso de un computador exascale para la computación en la nube y aplicaciones de macrodatos, China puede avanzar en programas de innovación y alta tecnología, destacó la agencia Xinhua.
En junio de 2016, China reveló su nuevo computador más rápido, el Sunway TaihuLight, con una capacidad máxima de 124.5 petaflops, la primera vez en el mundo que un sistema superó 100 petaflops.
China ha venido construyendo de forma sostenida la capacidad de supercomputación, y ha desarrollado en forma independiente todas las tecnologías clave, incluidos los microprocesadores.
Para Zhang la próxima generación de computadores exascale no solo liderará en la velocidad de cálculo, sino también en la eficacia de transmisión de datos.
En la actualidad los científicos necesitan máquinas más poderosas para trabajar en investigaciones sobre el clima de la Tierra, el cuerpo humano y el diseño de nuevos materiales, entre otras cosas.
Un ejemplo es el proyecto Human Brain que está esperando con ansias la llegada de los primeros ordenadores exascale. Los investigadores esperan lograr modelar el cerebro humano, que les permitirá estudiar todo acerca de cómo procesa la información.
Las ordenadores exascale tendrán que superar los problemas que enfrenta la actual generación de superordenadores petascale, en especial el consumo excesivo de energía o las dificultades de transferencia de información entre las líneas paralelas de cálculo.
Otro problema es la necesidad de hacer intercambios entre computación especializada y flexibilidad, aparte de tener que alcanzar 30 veces más potencia que el actual poseedor del récord mundial.