Por Thomas Hillerkuss
Una de las fórmulas más lapidarias en el mundo latino, “se acata pero no cumple”, para México alcanzó vigencia ya en 1519, cuando Hernán Cortés, en contra de las órdenes explícitas de Diego Velázquez, gobernador de Cuba, emprendió su famoso viaje hacia la península de Yucatán que dos años después culminó en la conquista de la gran Tenochtitlan, capital de los aztecas.
Tampoco Nuño Beltrán de Guzmán, presidente de la primera Audiencia de México, contaba con el permiso real, cuando en la Navidad de 1529 salió como capitán general a su conquista de los teúles-chichimecas en el occidente novohispano, donde se iba a fundar el Nuevo Reino de Galicia. Si estos fueran acontecimientos famosos y en último término provechosos para la Corona de Castilla, la presencia de numerosos judíos, conversos, relajados por el Santo Oficio y la infinita cantidad de sus descendientes, que todos eran de los prohibidos y no podían viajar a América, a primera vista no es tan entendible.
Incluso se conoce el caso de un moro blanco del norte de África, es decir, un musulmán, quien en los años setenta del siglo XVI fue uno de los primeros verdaderos rancheros en el sur actual estado de Jalisco.
Para poder subir a los barcos y viajar al Nuevo Mundo tenían que sobornar a capitanes y tripulaciones y en ciertos casos a los oficiales reales de la Casa de Contratación en Sevilla, que con gusto aceptaron este ingreso extra.
Pero también en estos casos convenía al Rey toda estos prófugos de la Inquisición, ya que aumentaban las filas de estos pobladores que en México mediante el trabajo duro y en los más variados oficios, querían buscarse un futuro más prometedor; con eso fomentaron la naciente economía en general y, en último término, aportaron grandes cantidades de impuestos a las siempre vacías arcas reales. Ni siquiera el rey más católico, Felipe II, interpuso su veto cuando en 1580 don Luis de Carvajal, invitó a numerosos parientes y amigos de que la mayoría practicaba la ley de Moisés o eran judíos recién convertidos, con los cuales debía poblar el Nuevo Reino de León.
Una vez en Tampico y viendo la peligrosa aventura que les esperaba en tierras chichimecas, muchos de estos colonizadores cambió de rumbo a la ciudad de México y a los ricos minerales de Taxco y Pachuca; tampoco en esta ocasión alguien levantó la voz.
Hasta que unos pocos años después hubo amargas quejas de las familias más antiguas y ricas del reino, que veían mermados sus ingresos porque esta gente de Carvajal eran muy hábiles comerciantes que empezaron a dominar todos los mercados y no querían compartir sus crecientes riquezas. Sólo que eso no era delito alguno, por lo que se usó como útil pretexto su fe y sus prácticas religiosas, para eliminarlos de la escena.
No menos “escandalosos” fueron los casos de dos presidentes de la Audiencia de Guadalajara; del primero se sabe que varios de sus antepasados no tan lejanos fueron quemados en las hogueras de la Inquisición, por lo que se le negó ser consultor de este tribunal, pero sin afectarle su carrera política, y el segundo era hijo ilegítimo de un mercader y de una afrodescendiente, lo que de ninguna manera le impidió su ascenso político, sólo que cayó en desgracia cuando la Corona se dio cuenta que había metido sus manos de manera demasiado descarada a la Caja Real.
Y, por último, el Dr. Diego de Santiago del Riego, quien en Santo Domingo fue destituido como fiscal porque perseguía abiertamente a las damas casadas de la buena sociedad, sin embargo, pronto consiguió a un buen padrino, el presidente del Consejo de Indias, quien lo reinstaló como juez, primero en Guadalajara y después en México, lo que a la larga le permitió ser el productor de trigo más importante de todo el virreinato, exitoso comerciante y amigo de casi todos, ya que sus negocios, en sí prohibidos para un funcionario de la Corona, evitaban hambrunas y los consecuentes levantamientos en la capital novohispana.
En suma, la ley era negociable y fue aplicada según la conveniencia, rasgo heredado desde antaño y que sigue teniendo vigencia al menos en algunas del gran continente de América.