El cáncer de boca es el más frecuente de todos los tumores de cabeza y cuello, que ocupan el lugar 13 de todas las neoplasias en el país; tiene alta mortalidad, pues 70 por ciento de los pacientes llega a las instituciones en etapas avanzadas, según un reporte de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM.
El documento considera que en México hay un subregistro de este tipo de cánceres, aun así es el tercer país con mayor prevalencia en América Latina, sólo antecedido por Cuba y Brasil.
Este carcinoma epidermoide se asocia a la intoxicación con alcohol, tabaco y cannabis; a la combinación de consumo alcohol y tabaco, y en menor medida a alteraciones genéticas en las células y al virus del papiloma humano (VPH).
En ocasión del Día Mundial del Cáncer de Cabeza y Cuello, que se conmemora el 27 de julio, el documento detalló que éste se define como un tumor maligno originado en las mucosas o el tejido que recubre dichas áreas. Afecta funciones fundamentales: comer, hablar y respirar, y produce una alta discapacidad laboral entre quienes lo padecen, principalmente hombres alrededor de los 50 años.
Los más frecuentes son de boca (sobre todo lengua y piso de la boca); les siguen los de la orofaringe (amígdalas), y el sitio más afectado es la angina, la amígdala; y en tercer lugar está la laringe, el órgano de la voz, puntualizó el especialista en tumores de cabeza y cuello.
En los últimos años se han registrado más casos en mujeres, pues ha incrementado su consumo de alcohol y tabaco, así como la prevalencia del VPH.
Antes se detectaba el caso de una mujer por cada siete u ocho hombres, ahora la relación es de una por cada tres o cuatro. Se esperaría que una lesión persistente fuera indicativo para acudir inmediatamente a consulta, pero no es así; el 70 por ciento de los afectados llega en etapas avanzadas porque el paciente o el médico de primer contacto hacen caso omiso de signos iniciales como úlceras, sangrado o tumores en la boca, o la presencia de nódulos en el cuello, resaltó.
Los tumores de la cavidad oral que invaden la profundidad del tejido –cuatro milímetros o más– hacen que la posibilidad de metástasis ganglionares en el cuello sea mayor, y la probabilidad de curación menor.
La media de profundidad de los tumores con los que los enfermos son diagnosticados es de 10 milímetros, muy lejos de lo ideal para hablar de curación.
Lo más importante, es que la población con riesgos esté consciente y tenga una vigilancia constante. Quien fuma debe hacerse una radiografía de tórax al año, tener revisiones bucales ocasionales y ante la aparición de un nódulo, úlcera o sangrado, debe ser evaluado por un especialista.
Las normas mundiales indican que toda lesión en la boca que no ceda tras una semana de tratamiento local debe ser sometida a biopsia. Muchos pacientes fallecen en los primeros dos años y en ocasiones sufren mutilaciones que no necesariamente van de la mano de su curación: pueden quitarles la mitad de la lengua, la laringe o la mandíbula.
El tratamiento de los cánceres de cabeza y cuello es multidisciplinario, pues incluye las áreas de cirugía, quimioterapia y radioterapia, principalmente. La aplicación de la vacuna contra el VPH en ambos géneros es una alternativa para disminuir estos cánceres.
El cáncer de tiroides y labio no están considerados dentro de los tumores de cabeza y cuello, aclaró el universitario.
El de labio está más asociado a la exposición a la radiación solar que al consumo de tabaco; casi siempre es menos agresivo y de mejor pronóstico. En tanto, el de tiroides es un tumor endócrino con factores de riesgo y pronóstico diferentes al de cabeza y cuello.