Por Juan Gómez
Director general de Pórtico
Nuevamente el Centro de Readaptación Social de Cieneguillas, Zacatecas, coloca al estado en el centro de la atención nacional y al gobierno, en la franja de la debilidad en materia de seguridad pública, pero además, refleja la vulnerabilidad de la estabilidad y la fragilidad de su sistema carcelario.
Lo que sucedió la tarde del 2019 fue un colofón de la crisis de violencia que ha vivido Zacatecas, uno de los estados que hasta la década de los ochentas respiraba una gran tranquilidad en sus calles, pero a partir de finales de los años 90’s empezó a mostrar aspectos inquietantes.
La masacre del 31 de diciembre en la que murieron 16 PPL (Personas Privadas de su Libertad) y cinco resultaron heridas, desnudó la ausencia de controles, tanto al interior como al exterior del penal, puesto que un día antes se había informado sobre una revisión en la que se había decomisado droga, teléfonos móviles y algunas puntas.
En el enfrentamiento entre los cárteles del Golfo y el de Sinaloa que se disputan la plaza zacatecana, salieron a relucir armas cortas, lo que evidenció la impunidad y corrupción al interior del CERESO.
Prácticamente el secretario de Seguridad Pública del gobierno estatal, Ismael Camberos Hernández, declaraba a medios de comunicación nacionales sobre los hechos que aludía como controlados, cuando nuevamente se generaba otro acto de violencia al interior del centro de reclusión, en el que perdió la vida un interno y se registraron cinco heridos.
Así se despedía el 2019 y se le daba la entrada al 2020 en Zacatecas.
El lamentable acontecimiento mostró varias aristas:
El control del penal por parte de la delincuencia organizada o, lo que es lo mismo, el autogobierno penitenciario.
La prevalencia de la corrupción y la impunidad carcelaria.
La supremacía de la delincuencia sobre las autoridades gubernamentales.
La fragilidad del estado en materia de seguridad.
El sistema carcelario en Zacatecas ha tenido un ancestral rezago puesto que hasta finales de la década de los 80’s, el penal y los juzgados estaban en el centro histórico de la ciudad (actualmente alberga al Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez), pero durante la administración gubernamental de Genaro Borrego Estrada, (1986-1992) se inició la construcción del CERESO que fue puesto en marcha por su sucesor, Arturo Romo Gutiérrez (1992-1998).
Al interior de este centro penitenciario que tiene ya 30 años de existencia, se han escrito historias de fugas masivas e individuales; asesinatos, corrupción, sometimiento de las autoridades y el secuestro y desaparición de una directora, entre otras fatalidades.
La fuga más espectacular fue la que protagonizaron 53 reos el domingo 17 de mayo de 2009, al ser liberados por un comando armado de aproximadamente 80 integrantes de los Zetas.
Desde hace casi 20 años la vida de este penal y la del estado cambió. La anterior cárcel estatal registraba una sobrepoblación, motivo por el cual los internos realizaron un motín para demandar la presencia del entonces gobernador Genaro Borrego Estrada.
El mandatario accedió y se presentó ante los reos amotinados acompañado por los medios de comunicación, quienes ingresaron con el gobernador para constatar las condiciones deplorables en las que se encontraban, así como la corrupción carcelaria, los métodos e instrumentos de sometimiento y de castigo.
El director fue cesado y se inició la construcción del actual Centro de Readaptación Social (CERESO) de Cieneguillas.
“Ya no habrá más sobrepoblación ni hacinamiento”, dijo aquella ocasión Borrego Estrada. Y así fue.
Pero la corrupción no se fue y llegaron otros fenómenos delictivos. En octubre de 2012 fue secuestrada en su domicilio de Fresnillo, Zacatecas, la entonces directora del penal, Fabiola Quiroz Zárate, por un grupo de hombres armados. Nunca más se supo nada de ella.
A lo largo de las últimas dos décadas se han registrado fugas y el hallazgo de túneles para conectar con el exterior, así como armas, drogas y teléfonos móviles.
En el año 2018 fue asesinado el jefe de los custodios de dicho centro de reclusión estatal, Sergio Rodríguez Reyes. No hubo detenciones.
Ante la masacre de 17personas y 10 heridos el gobernador, Alejandro Tello Cristerna, cesó al director del penal, Antonio Solís Álvarez, y pide la presencia del reforzamiento de la seguridad penitenciaria al gobierno federal, quien además ejecuta un traslado sorpresivo de 165 Personas Privadas de su Libertad (PPL’s) al Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO) número 12 de Ocampo, Guanajuato, de los cuales 145 son sentenciados y 20 procesados.
Dichos reos son del fuero federal y son los protagonistas de la riña del 31 de diciembre 2019.
Un dato más: el CERESO de Cieneguillas, Zacatecas ha resultado sistemáticamente reprobado en el Diagnóstico Nacional de Supervisión Penitenciaria elaborado anualmente por la Comisión Nacional de Derechos Humanos. El año pasado obtuvo 5.51 de calificación.
Terminó la década más sangrienta en México y Zacatecas, empieza una nueva. ¿Cómo será?
Al tiempo.