Por Víctor Manuel Chávez Ríos
El 10 de febrero de 1821 el caudillo Agustín de Iturbide y Aramburu hizo circular un documento que proponía el fin del conflicto entre los partidarios de la Corona Española y los criollos autonomistas, la difusión de este plan se realizó entre los líderes de los distintos ejércitos que conformaban las partes en conflicto, esta actividad se inició en la ciudad de Iguala, Guerrero, se le conoce como el Plan de Iguala, para la Historia Oficial el inicio de la Independencia de México.
Sin embargo, pocos conocen que para llegar a la elaboración y difusión de este documento fue necesaria la participaron de dos militares, Agustín de Iturbide (Valladolid) y Vicente Guerrero (Tierra Caliente) además de dos fabulistas, Luis de Mendizábal y Zubialdea (San Luis Potosí) y Juan Nepomuceno Troncoso Bueno (Veracruz). Entre estos cuatro personajes se elaboró y difundió el Plan de Iguala que dio como resultado la conformación de Ejército Trigarante.
Y menos es conocida la pugna ente ellos, por un lado, la literaria entre los dos fabulistas que llegó al grado del plagio de escritos por parte del veracruzano y al asesinato virtual del potosino, por decirlo en términos actuales, ya que estos vocablos eran inconcebibles en las primeras décadas del siglo XIX. Los dos autores son sacerdotes, viven en Puebla, están ligados a la publicación de textos en periódicos, hojas sueltas y en la edición de libros, pero fingen no conocerse.
Juan Nepomuceno Troncoso publicó, en su periódico La abeja Poblana, una fábula que supuestamente había encontrado en un envoltorio enviado por una botica, le pareció interesante el texto y trató de reescribirlo aduciendo que el autor había fallecido un año antes de esa versión (1820). La adaptación personal le sirve de prefacio a un artículo en el que el veracruzano critica severamente a Las Cortes de Cádiz titulado Juicio de un americano sobre la conducta observada por sus paisanos en la Península, en el que manifiesta su proclividad al bando insurgente.
Mendizábal advierte que las fábulas, manuscritas desde 1815, las publica en 1821 y lo reitera en el título del libro, Fábulas políticas y Militares de Ludovico Lato Monte 1821 argumentando que es para impedir que se sigan deformando sus textos como lo hace un periodista que las reescribe y les quita el valor poético que tienen, es decir, en clara referencia a Nepomuceno Troncoso, para evidenciar que él es el autor original de la fábula y que por supuesto no está muerto. Además, plantea una postura acorde con las ideas de Iturbide.
Por otro lado, en 1820, el conflicto militar entre insurgentes y realistas había llegado a un fuerte marasmo, conformado por diversas fracciones insurgentes, el comandante en jefe era el general Vicente Guerrero quien dirigía el Ejército de Tierra Caliente, hoy el estado que lleva su nombre, no había una homogeneidad en lo que se quería lograr, salvo que todos decían luchar en beneficio de la Patria.
El ejército realista estaba comandado por Agustín de Iturbide nombrado así por el Virrey Apodaca, con la misión de aniquilar al ejército insurgente del sur, pero el michoacano inició la labor de unir a los dos ejércitos en noviembre de 1820, fue hasta el 27 de septiembre de 1821 que le ejército unificado entró a la ciudad de México, ésta fue una característica de la Independencia de México que la distingue de los otros países hispanoamericanos, no se logró por una batalla, sino por el acuerdo entre los dos bandos. Iturbide y Guerrero lograron el acuerdo al ceder, el segundo, el mando para el primero con la condición que declarara la Independencia.
El conflicto literario no se resolvió, pues el año de 1821 tuvo consecuencias para los dos escritores. Mendizábal después de la publicación del Catecismo de la Independencia en siete declaraciones, texto que parece ampliar las ideas políticas que integran el Plan de Iguala y que además explica el liderazgo del que habla en sus fábulas. A la caída del Emperador, este autor no volvió a ser visto, tampoco publicó más fábulas ni texto alguno. En el caso de Troncoso, después de publicar el Plan de Iguala en el número correspondiente al primero de marzo de 1821, en su periódico, fue perseguido, apresado y obligado a vender su imprenta, por lo que este conflicto quedó inconcluso.
Ésta es una de las historias colaterales no conocidas en el surgimiento del Plan de Iguala, del Ejército, Bandera Trigarante y de la consecución de la Independencia, en esta anécdota participan dos militares reconocidos, personajes conspicuos, odiado uno, amado el otro, pero siempre presentes en el ideario nacional y dos fabulistas casi olvidados, cuyos textos y labor en la conformación política de la nación no han sido estudiados en su justa dimensión, quizá sea por su investidura sacerdotal que fueron desdeñados por los liberales mexicanos decimonónicos quienes decidieron ignorar flagrantemente sus acciones en el movimiento.