La Cuaresma llega a la casa de los mexicanos con la tradición gastronómica de las siete cazuelas, desde las lentejas, pipián con nopales, las papas de campo, huachales, las habas, garbanzos y la famosa capirotada.
Este último, un postre tradicional de esta temporada, tiene un significado religioso, el cual se prepara en diferentes capaz, tiene como ingrediente principal el pan tostado, piloncillo, canela, cacahuates, pasas y queso.
De acuerdo a la página Gastronómica Internacional, los orígenes de esta receta remontan a una época que reinaba la intemperancia y la gula, espíritus opuestos a de la sobria penitencia católica, donde la primera receta de la capirotada era diferente a la actual, pues era salada.
Esta página, resalta que este platillo, se servía en los banquetes romanos, y llegan a nuestra mesa el día de hoy por una recolección de recetas en latín conocidas como “De re coquinaria” (Sobre materia de cocina), del gastrónomo romano Marco Gavio Apicio, hecha hacia finales del siglo IV y comienzos del V.