Por Juan Gómez
Director general de Pórtico.mx
A más de un mes de que el gobernador Alejandro Tello Cristerna enviara a la LXIII legislatura del congreso local, el paquete de modificaciones a la Ley de Ingresos y Presupuesto de Egresos 2020, no se observan avances significativos para su aprobación y solo trascienden las presiones de algunos actores políticos y en especial, del magisterio zacatecano, por las reducciones presupuestales propuestas.
La iniciativa del Ejecutivo que entregó el 14 de abril el Procurador Fiscal del gobierno del estado, Alejandro González Navarro en el congreso local, en la que se plasman las consecuencias provocadas a la economía estatal por la pandemia del Coronavirus, no ha logrado conjuntar las voluntades de diputados, pero tampoco las de los miembros de la administración gubernamental, sino al contrario.
Pero tampoco al interior de las distintas fracciones parlamentarias se han generado los consensos, debido a los costos políticos que acarrea la reducción de las asignaciones presupuestales. Nadie quiere cargar con el desgaste, sobre todo en las postrimerías de la actual administración priista.
Además del anterior escenario a la actual administración del gobernador Tello Cristerna, si de algo ha carecido, es de operación política y de programación de los tiempos para tomar decisiones. Y ahora vemos las consencuencias.
Dentro de poco más de tres meses el mandatario estatal rendirá su penúltimo informe de gobierno, el cuarto de su administración, en un escenario muy complicado en materia económica pero también en los objetivos prioritarios de su administración respecto a la inseguridad que se vive en el estado.
Desde su campaña política el actual gobernador se fijó dos objetivos urgentes en lo que sería su gobierno: empleo y seguridad. Ambos, hasta el momento, no se han cumplido a cabalidad a poco más de un año de entregar la administración.
No es justificación pero el gobernador Alejandro Tello Cristerna recibió un estado con una situación financiera “asfixiante”, lo que le obligó a tomar decisiones administrativas de ordenamiento y austeridad, pero no pudo -¿o no se lo permitieron?- ejecutar acciones políticas y jurídicas en contra de quien y quienes dejaron las finanzas del estado prácticamente en bancarrota. Y eso también tendrá un costo.
Y si el presidente priista Enrique Peña Nieto no apoyó al estado el morenista Andrés Manuel López Obrador menos lo hará. Este último operará para que las entidades federativas que renovarán gubernatura el próximo año -entre ellos Zacatecas- sean 100% morenistas, lo que aceleraría “la nueva normalidad” política.
Con la pandemia del COVID 19 el país entró de manera franca a una transformación en sus distintos órdenes, entre ellos la política. Ningún sector o ámbito está exento de las transformaciones que generará este episodio sanitario y que ha venido a trastocar las distintas actividades del nuevo Milenio.
Sin embargo no veo que gobiernos o políticos ya se preparen para esta nueva forma de convivencia y de hacer política, sobre todo en un estado como Zacatecas, en el que en otras etapas de la vida nacional, ha sido una especie de laboratorio de las transformaciones políticas en el país.
El COVID 19 le ha puesto un “tapabocas” a los dirigentes de los partidos políticos locales que solamente actúan con recursos económicos. Sólo saben armar despensas y entregarlas en sus distritos o en las zonas donde creen que tendrán apoyo social y electoral. Error.
Las dirigencias de los partidos políticos, todas, están sumidas en sus casas, sin saber qué hacer en estos momentos de la pandemia. Arrinconados en sus hogares, no saben cómo actuar y menos qué decir ante los medios de comunicación. Desde la dirigencia del partido gobernante hasta la del partido suspirante, son inexistentes.
Nadie alcanza a descifrar el escenario futuro de la pandemia. Los políticos son cada vez más viejos desde el punto de vista de su mentalidad y de su estrategia. No alcanzan a entender el nuevo escenario virtual que hoy rige las relaciones y la comunicación en la sociedad.
Y desde esta perspectiva el gobernador del estado, Alejandro Tello Cristerna, navega solo, sin el acompañamiento de su partido, en las aguas broncas que ha agitado la pandemia en un Zacatecas en el que hasta este fin de semana, se habían registrado 202 casos positivos y habían fallecido dos personas más, para sumar 26 fallecimientos y 989 casos positivos.
Es evidente que también carece de un eficiente operador político que le ayude a cabildear, a llegar acuerdos no solamente en el congreso sino en las empresas que están cerrando sus puertas y dejando en el desempleo a cientos de zacatecanos.
Por otro lado la mayoría de los alcaldes no han podido manejar en sus demarcaciones municipales el fenómeno sanitario. Algunos como los de Loreto, Tepechitlán y Villagarcía han “decretado” estado de sitio y otros como Fresnillo, Zacatecas, Guadalupe, aplican multas administrativas para inhibir la salida de ciudadanos a las calles, que están cansados del encierro en casa que por más de dos meses se lleva a cabo en el estado.
¿Qué políticos o gobernantes se adaptarán a la nueva “normalidad” política que ya se vive en el estado?
Al tiempo.