En el emotivo homenaje de cuerpo presente que recibió el maestro Uriel Márquez Valerio, la doctora Mariana Terán afirmó que “su legado no se ha ido, sigue entre nosotros, está en la comunidad en la que él vivió, en su familia y en todos los que tuvimos la oportunidad de estar cerca de él”.
La docente investigadora de la Unidad Académica de Historia, doctora Mariana Terán, leyó de manera emotiva la semblanza del maestro Márquez Valerio, en el Teatro Fernando Calderón, de frente a las autoridades universitarias, familiares, amigos y universitarios, a quien describió “un hombre de una sola pieza”.
Explícita en los detalles de la personalidad del maestro, la doctora Terán sostuvo que “ fue un hombre de Estado, un estadista, un hombre visionario que tuvo la inteligencia y la capacidad de encontrar el justo medio de su sabiduría y lo que él llamaba el sentido común”.
Agregó que logró equilibrios en medio de borrascas, entendimientos en medio de ausencia de diálogo, contención cuando las fuerzas se desbocaron. Este hombre público, de todos nosotros por 85 años, demostró ser un hombre justo, institucional, al que por cierto, no siempre se le hizo justicia.
Todos sabemos que ocupó los más altos cargos e los tres poderes del estado de Zacatecas, sin embargo, todos sabemos que él debió haber ocupado la rectoría de la Máxima Casa de Estudios. No fue posible por los propios vaivenes insospechados e injustos de la política.
Subrayó que fue un universitario comprometido con la sociedad zacatecana, un sabio que no guardó no sus saberes en la estrechés de su cubículo, su sabiduría fue contagiosa… que ese virus nos siga contagiando a todos.
Recordó que el 9 de marzo de 2017, el Honorable Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de Zacatecas, le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, al tiempo que mencionó que los universitarios deben sentirse satisfechos de aquel acto de generosidad, que no es mas que un acto de justicia, porque Uriel Márquez Valerio fue un universitario universal.
En su intervención el rector de la UAZ, Rubén Ibarra Reyes, recordó anécdotas familiares y personales con el maestro Márquez Valerio, de quien dijo “fue un hombre recto, digno de admiración, un gran padre, hermano, abuelo y esposo, un gran universitario que se desempeñó en los tres órdenes de gobierno y que trasciende dejando un gran legado”.
Por su parte Uriel Márquez Cristerna, hijo mayor del maestro Márquez Valerio, conmovido por el momento tan sensible que vive con su madre y el resto de su familia, agradeció la solidaridad mostrada en el homenaje póstumo rendido por la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Citó unas frases del escritor mexicano Carlos Fuentes:
“Qué injusta, que maldita, que cabrona es la muerte, que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”.