Durante el primer aniversario del asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier y Joaquín ocurrido en Chihuahua, la Diócesis Católica de Zacatecas se unió a la manifestación nacional para exigir justicia por las víctimas de desaparición forzada.
Sin embargo, por miedo a represalias o para evitar revivir el dolor de estos hechos de violencia, los familiares de las víctimas rezaron y acudieron a misa, pero no portaron las fotografías de sus seres queridos desaparecidos en Zacatecas, por temor a la delincuencia.
“No quieren presentar la fotografía porque es como volver a vivir la situación negativa y prefieren mejor guardar el silencio y celebrar en silencio”, indicó el Obispo.
El jerarca católica denunció que la violencia se ha incrementado en la entidad y que la población en general así como la comunidad eclesiástica sufren a diario los retenes delictivos en los que se arriesga la vida.
“Casi casi es aprender a vivir de está forma. Por que hay retenes, porque hay lugares peligrosos, hay desconfianza en las carreteras y lo que ha cambiado es nuestra actitud ante la situación”, declaró el Obispo.