ROBERTO VIZCAÍNO
Los hechos y dichos indican que la presidenta Claudia Sheinbaum no acierta a darle un rumbo cierto al caso de Adán Augusto López y su más que evidente vinculación con el cartel tabasqueño de La Barredora comandada por su exsecretario de Seguridad Hernán Bermúdez Requena.
Hasta hoy su ir y venir en este tema la ubica plenamente en el aquimichú presidencial. Ni para adelante ni para atrás. Un pasito enfrente y dos de regreso.
Y en esta indefinición, los morenos se levantan un día en abierto apoyo a Adán Augusto y otro en medio de la incertidumbre de no saber qué va a pasar con el tabasqueño.
El mismo se muestra adusto, reticente, dubitativo, molesto y hasta agresivo. Un reflejo de todo esto es que se ve que no ha podido hablar con su hermano Andrés Manuel López Obrador quien ya hubiera puesto fin al escándalo que lo trae de cabeza.
El curso que ha seguido este caso indica que tampoco ha habido ninguna indicación desde Palenque para parar o seguir.
Lo único cierto hasta hoy es que, sin el visto bueno de la mandataria, este escándalo no hubiera estallado.
Sin su aprobación, el gobernador de Tabasco, el morenista Javier May, no hubiera presentado desde noviembre pasado su denuncia sobre La Barredora y el exsecretario de Seguridad del gobierno de Adán Augusto López como los generadores de la inseguridad y la violencia que azotan a este estado.
Desde un inicio May no escondió que él sabía que detrás de todo eso estaba Adán Augusto López, el líder de la mayoría de Morena en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política.
Era imposible que no se lo hubiera dicho a la presidenta Sheinbaum. Es obvio que desde entonces ella apoya a May quien a mediados de enero de este año entró en choque directo con el líder de la mayoría de Morena en el Senado y presidente de la Junta de Coordinación Política.
Es simplemente imposible que ambos, May y Sheinbaum, no supieran que iban a provocar un fuerte escándalo político al revelar que el exsecretario de Seguridad del gobierno de Adán Augusto era el jefe del cartel de La Barredora, una filial del Cartel Jalisco Nueva Generación que operaba las ejecuciones, la droga, la extorsión, el cobro de piso, el tráfico de migrantes, el asalto, el secuestro y el huachicoleo en todo el estado.
En este contexto los gritos de “no estás solo… no estás solo…” de militantes y cuadros de Morena al paso de Adán Augusto son puro cuento.
Y lo son más porque hay una orden de aprehensión y búsqueda del exsecretario de Seguridad de Tabasco y porque las fuerzas de Omar García Harfuch y de la Fiscalía de Alejandro Gertz van cerrando rápidamente el círculo en torno a Hernán Bermúdez Requena. Ambos en línea directa con Sheinbaum.
En estos días se detuvo a Ulises Pinto, alias El Mamado, quien operó como segundo al mando de Bermúdez Requena en Tabasco tanto en la secretaría de Seguridad como dentro de La Barredora.
Este fue capturado por elementos de la Marina y agente de la Fiscalía de Tabasco y de Jalisco cuando iba a abordar un vuelo en el Aeropuerto Internacional de Guadalajara.
El Mamado fue uno de los elementos de mayor cercanía y confianza de Bermúdez Requena y hay reportes de inteligencia del Ejército que indican que hablaba abiertamente de la relación de ambos con el gobernador Adán Augusto López.
Otro de los reportes lo ubican como quien habría participado el 22 de diciembre de 2023 en la ejecución de 11 personas, en Villahermosa, Tabasco. Los ejecutados fueron identificados como rivales de La Barredora.
Ulises Pinto cuenta con una gran fortuna y es propietario de inmuebles en zonas residenciales de Zapopan y Guadalajara, Jalisco, además de una amplia colección de vehículos de lujo y camionetas de alta gama todo derivado de las actividades de La Barredora.
Confrontada con estos hechos, la presidenta Sheinbaum afirmó que a ella no le correspondía juzgar la culpabilidad o inocencia de Adán Augusto en este entramado delincuencial, que eso es responsabilidad de las autoridades judiciales pero que lo que sí le corresponde es no encubrir a nadie.
Acotó al afirmar que tampoco se le puede acusar al senador López de ser responsable, hasta que no haya pruebas que así lo indiquen.
Quien sí tiene pruebas de una vinculación es el secretario de Seguridad Federal Omar García Harfuch quien dijo que eso lo muestra la investigación que se abrió desde 2024 que indica que hay pruebas de que el cartel local de La Barredora era operado por Bermúdez Requena cuando era titular de seguridad del gobierno de Adán Augusto López.
García Harfuch indicó que tras de Bermúdez Requena -y por su estrecha viculación, contra Adán Augusto– están alineadas todas las fuerzas del Estado; de la Secretaría de Seguridad Federal, de la secretaría estatal de Tabasco, de la Fiscalía General de la Republica y de Inteligencia del Ejército, así como la Interpol.
Eso no sería posible sin el visto bueno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Si cae Bermúdez Requena no significará que arrastre automáticamente a su exjefe el entonces gobernador de Tabasco.
Eso solo ocurrirá si el exsecretario de Seguridad da a conocer hechos de complicidad entre uno y otro.
Para la presidenta Sheinbaum todo debe derivar en una amplia investigación que muestre una vinculación inocultable entre todos los personajes del entramado de La Barredora.
Sigue pues el aquimichú presidencial. Por un lado, impulsando a Omar García Harfuch y al gobernador Javier May a ir a fondo con la investigación y por el otro continuar con su discurso de que no le corresponde a ella juzgar a nadie y de que hasta ahora no hay investigación abierta contra el senador Adán Augusto López, por más que la investigación hacia su exsecretario de Seguridad va directamente en su contra. Como ocurrió entre Felipe Calderón y Genaro García Luna.
¿O no?
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