Por Juan Gómez
Indignación, impotencia, pero sobre todo tristeza, es lo que ha generado la muerte de alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo, un hombre que llevó al límite sus convicciones y firmeza en el ejercicio del gobierno municipal.
La noche del sábado 31 de octubre en la festividad de Las Velas, una tradición que se genera cada año en el municipio de Uruapan en su centro histórico, Carlos Manzo fue sorprendido por sicarios quienes lo ejecutaron frente a cientos de familias que festejaban este acontecimiento anual.
Los videos que fueron compartidos en las redes sociales después del impacto criminal, muestran a un alcalde feliz, tomando en sus brazos a un pequeño y departiendo con las familias que se dieron cita en el centro de Uruapan.
Son imágenes conmovedoras que ahondan el sentimiento de tristeza y rabia que se ha generado en la opinión pública, puesto que ha tocado las fibras más sensibles de una sociedad hastiada por la agresión del crimen organizado que la ha tomado como rehén.
El asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, es una sacudida para la sociedad michoacana y para la del país en general, que está generando una serie de reacciones y que es difícil dimensionar los cambios que suscitará más adelante.
Mientras tanto el homicidio motivó una reunión urgente en Palacio Nacional del Gabinete de Seguridad, convocada por la presidenta Claudia Sheinbaun, en la que estuvieron presentes el Secretario de Marina, Pedro Raymundo Morales, de la Defensa Nacional, Ricardo Trevilla y de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.
¿El resultado?
Informar que el alcalde asesinado de Uruapan tenía asignada una escolta de 14 elementos de la Guardia Nacional.
Fin de la estrategia.
Mientras en la agencia funeraria donde era velado el cuerpo del alcalde, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla era prácticamente sacado a empellones del velatorio, entre gritos de ¡asesino! Y ¡Fuera Bedolla! Y horas más tarde, miles de ciudadanos indignados marchaban por las calles de Morelia en donde vandalizaron las instalaciones del Palacio de Gobierno.
Las imágenes inundan las redes sociales, muestran los destrozos y la agresión de policías en contra de los manifestantes.
En este escenario de indignación ciudadana, destacan las palabras de la esposa del alcalde asesinado, Carlos Manzo, en el homenaje que se le rindió este domingo:
“Aunque apagaron su voz, no apagarán esta lucha”.
Con voz entrecortada, la señora Grecia Quiroz García dijo:
“El día de hoy no mataron al presidente de Uruapan, mataron al mejor presidente de México, al único que se atrevió a levantar la voz, al único que se atrevió a debatir, a hablar con la verdad, sin temor a nada, sin temor a perder su vida, sin temor a dejar a sus hijos huérfanos el día de hoy”.
El lamentable crimen muestra la realidad que vive la sociedad mexicana, secuestrada por el terror de la violencia impune de los cárteles en el país, y la contradicción del discurso oficialista que se esmera en decir que “ha bajado el índice de homicidios dolosos”…
¿Es el fin del aletargamiento ciudadano?
Al tiempo.
@juangomezac



























