Por Juan Gómez
Director de Pórtico Mx
El discurso oficial para vacunar a los 130 millones de mexicanos entró en una serie contradicción con la realidad: el compromiso de inocular primero a los pobres se cayó desde el inicio de una campaña que debió ser sanitaria, pero que desde la presidencia se convirtió en una estrategia política en tiempos de campañas electorales.
El tráfico de influencia -que siempre ha existido- marcó el inicio del proceso de vacunación en el país desde el 30 de diciembre pasado, cuando un médico y su familia fueron vacunados contra el Covid 19 cuando todavía no les correspondía, lo que motivó al presidente López Obrador en Palacio Nacional vaticinar que habría sanciones, de las cuales no se sabe nada hasta el momento.
El Plan de Vacunación contra el Covid 19 arrancó en México el pasado 24 de diciembre con muy pocas vacunas para el personal médico que atiende a enfermos Covid 19 en el área metropolitana de la Ciudad de México y en los estados de Coahuila y Nuevo León, pero sufrió una sensible contrariedad debido a la suspensión de envíos de los laboratorios de Pfizer.
El 15 de febrero inició la vacunación contra el Covid 19 entre los adultos mayores de 60 años de edad, la cual se ha visto envuelta en una serie de polémicas por el tráfico de influencias que contradicen el discurso presidencial, pero además, evidencian la ineficiencia de los responsables de la conducción del programa.
El punto más álgido se registró el martes pasado en el estado de Zacatecas, en donde aproximadamente 33 adultos mayores que viven en zonas residencial y de clase media alta, fueron vacunados en el municipio de Villa de Coss, considerado como región de alta marginalidad y de preferencia para la vacunación de sus habitantes.
El hecho causó -obviamente- una enorme indignación entre la población zacatecana que se reflejó en mensajes de desaprobación en las redes sociales, en donde incluso se transcribieron los nombres e imágenes de los “influyentes”, muchos de ellos relacionados familiar y socialmente con personajes de la vida política y empresarial zacatecana.
El hecho penetró la piel de la sociedad zacatecana y se mantuvo como tendencia en las redes sociales, lo que obligó a los medios de comunicación compartir el abuso y el tráfico de influencia permitido por los responsables de la campaña de vacunación en el estado.
Por la noche el gobernador priista Alejandro Tello Cristerna publicó en su red social de Twitter lo siguiente: “Me uno a la condena y total rechazo al tráfico de influencias y corrupción en la aplicación de la vacuna contra el COVID 19 hoy representada en Villa de Coss. Estos hechos lastiman la confianza de los zacatecanos”.
Más tarde la responsable de los programas sociales del gobierno federal en el estado, Verónica Díaz Robles, y delegada de la Secretaría del Bienestar en el estado, publicó un video en su red social de Faceboock en el que responsabiliza a la Infodemia del hecho y reprueba el linchamiento mediático, al tiempo que señala estar impedida para negar la atención a las personas adultas mayores que acudan a los centros de vacunación y que cumplen con el único requisito de tener más de 60 años de edad, que los hace acreedores a la vacuna.
Argumenta que los “Servidores de la Nación” a su cargo no están facultados para autorizar, quién sí o quién no recibe la vacuna, y termina diciendo que “no abonaremos a la polarización social”.
El tema tuvo un tráfico intenso en redes y medios de comunicación locales y nacionales a grado tal, que el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud (SSA) Hugo López Gatell, calificó el hecho como “una falta a la moral pública” y demandó una investigación del abuso.
Fue más allá al precisar que “las funcionarias involucradas han quebrantado los códigos de ética de la función pública, por lo que “no es aceptable, no es la posición del gobierno de México; es algo reprobable que está atentando contra el interés público”.
El influyentismo en Zacatecas, como en gran parte del país, siempre ha existido, pero particularmente en este momento en el que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador impulsa una “nueva moral” de “no mentir, no robar y no traicionar” como signo distintivo de la Cuarta Transformación, resulta contradictorio el discurso oficial y tumba de tajo la narrativa presidencial.
En Zacatecas la responsable de los programas sociales, Verónica Díaz Robles, es cuñada del candidato de Morena al gobierno del estado, David Monreal Ávila, hermano del líder la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Ricardo Monreal, ex gobernador de estado.
Pero además, la responsable de Jóvenes Construyendo el Futuro y presunta facilitadora del tráfico de influencia en la región vulnerable, Edna López, es la aspirante a la candidatura a la presidencia municipal de Villa de Coss, que ya fue gobernada por su padre, Francisco López, ex candidato panista al gobierno del estado en las elecciones de 2004, pero hoy uno de los principales soportes de Morena en esa región.
Para rematar la tormenta mediática, el viernes pasado la delegación del IMSS en Zacatecas emitió una declaración en la que niega haber autorizado la vacunación a las 33 personas que fueron vacunadas por tráfico de influencia en la comunidad de Bañón, en el municipio de Villa de Coss, Zacatecas.
La también llamada “Súper delegada” del gobierno federal se quedó sola en la polémica y únicamente subió el video en el que, por cierto, afirma que se lleva un avance del 41% en la vacunación, pero sin presentar datos concretos.
Un sector importante en Zacatecas ha demandado la destitución de la delegada de la Secretaría del Bienestar en el estado, pero eso no sucederá, porque relevarla del cargo sería reconocer el pésimo manejo de la campaña de vacunación en la entidad federativa pero también, se le asestaría el golpe mortal a la candidatura de su cuñado David Monreal Ávila, cuestionada su designación por la dirigencia estatal y un sector importante de la militancia morenista en el estado.
En la campaña de vacunación contra el Covid 19 en Zacatecas está claro que primero, no son los pobres.
Al tiempo.