Nada me enorgullecería más que tener a un zacatecano o una zacatecana como Presidenta de México.
Para alcanzar ese alto honor, la persona de Zacatecas que sea aspirante deberá contar con grandes cualidades, intachables valores y trayectoria indiscutible, como: gran trabajo territorial, amplia experiencia política y caracterizarse por su libertad, congruencia, honradez, pluralidad, patriotismo, tolerancia y honestidad, entre otras virtudes.
Lamento decir que ese perfil para representar al pueblo zacatecano no lo tiene el paisano Jorge Álvarez Máynez. Desde mi punto de vista, su designación como precandidato presidencial del Partido Movimiento Ciudadano es un mero chiste. Una broma de mal gusto.
Es irreal que Movimiento Ciudadano sea la “tercera vía”, represente la nueva política e integre a la juventud. Basta con ver a su dirigente nacional, Dante Delgado, un adulto mayor con ideas antiguas, aunque el logotipo de MC sea color naranja fosforescente.
La tardía y repentina aparición de Álvarez Máynez en el ambiente político-electoral rumbo a los comicios presidenciales es un despropósito, para convertirlo en “comparsa” de Morena y sus aliados.
Él no es competencia para las coaliciones que participamos en el proceso electoral y, especialmente, no genera preocupación en la Alianza Fuerza y Corazón por México, por más tenis “fosfo, fosfo” que utilice.
Una contienda se gana impulsado un proyecto de nación sólido, con propuestas viables de solución a los problemas sociales, una campaña territorial seria y con la confianza ciudadana, como lo hacemos en la coalición del PAN, PRD y PRI, para llevar a la Presidencia de la República a Xóchitl Gálvez. No se triunfa con bailes y música pegajosa ni siendo tendencia en las redes sociales, como es la estrategia mediática de MC.
Está claro que Movimiento Ciudadano hizo un pacto dantesco con Morena en busca de facilitar el triunfo de la “corcholata” favorita de Andrés Manuel López Obrador, Presidente que violenta las leyes electorales todos los días, por ser el principal promotor político, desviar recursos públicos a la campaña morenista y movilizar la estructura gubernamental para efectuar una elección de Estado. En ese disparate MC es cómplice.
Al electorado le queda claro que el partido naranja no es una opción para el país, que sus líderes impulsan la vieja política, que usan a la juventud como botín, que su ex aspirante presidencial, Samuel García, desdeña las leyes –por eso tuvo que regresar a la gubernatura de Nuevo León- y que su actual precandidato Jorge Álvarez Máynez es igual de incongruente.
Para muestra de la inviable aspiración del zacatecano está la forma en que fue ungido: entre una carne asada y cervezas, sin un proceso democrático, impuesto por su antecesor, provocando la división de la militancia y, muy probablemente, hasta habrá desvío de recursos públicos de Nuevo León a su campaña.
Él no tiene convicciones políticas, por eso ha transitado por el PRI, PRD, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano. En la elección más grande de la historia su precandidatura es incongruente, porque estamos en el tiempo de las mujeres. Además, sobre él pesa la acusación de periodistas por encubrir denuncias de acoso sexual y violencia en La Jornada Aguascalientes, medio del que es fundador.
Tener 38 años no necesariamente significa pensamiento joven ni ideas nuevas.
Invito al electorado a respaldar a la precandidata de la Alianza Fuerza y Corazón por México, porque ella sí está comprometida en construir un futuro confiable para nuestro país.
Noemí Luna
Diputada Federal