El estado de Michigan, donde el escrutinio de las elecciones del 8 de noviembre se había alargado debido al corto margen entre los candidatos, certificó hoy que el republicano Donald Trump fue el ganador por algo más de 10 mil votos de ventaja sobre la demócrata Hillary Clinton.
El estado concede así los 16 votos electorales, de los 538 que componen el sistema de Colegio Electoral, a Trump, cuyo número de votos final se situó en los 2 millones 279 mil 543 votos frente a los 2 millones 268 mil 839 de Clinton.
Esa diferencia de tan solo 10 mil 704 papeletas a favor de Trump, supone un margen porcentual de tan solo dos décimas, el más apretado en una elección presidencial en más de 75 años.
Con la victoria en Michigan, Trump confirma su dominio en el sistema de Colegio Electoral, al conseguir 306 compromisarios frente a los 232 de Clinton, que no obstante superó en más de dos millones de votos al republicano a nivel nacional.
Trump consigue además ser el primer republicano que se impone en las elecciones presidenciales en el estado de Michigan desde 1988.
Con Michigan, Trump confirma el giro histórico del Medio Oeste, donde el republicano tiñó de rojo (el color de la formación conservadora) por un estrecho margen también a Pensilvania y Wisconsin, que no se inclinaban por un candidato republicano desde 1984 y 1988, respectivamente.
Trump también se impuso en Iowa y Ohio, plazas del Medio Oeste consideradas bisagra, ya que pueden inclinarse de un lado u otro en las elecciones y que suelen ser claves para sumar los compromisarios necesarios en el sistema de Colegio Electoral.
La finalización del escrutinio oficial en Michigan se da después de que el Partido Verde, liderado por Jill Stein, haya conseguido forzar el recuento en Wisconsin y haya prometido hacer lo mismo en Pensilvania y Michigan.
La petición ha estado motivada por las dudas expresadas por algunos científicos de datos, que han detectado coincidencias en las ventajas de Trump en condados donde las máquinas de votación eran totalmente electrónicas, algo que no tendría por qué sugerir un fraude electoral o pirateo informático y seguramente no cambiará el resultado electoral.