Por Juan Gómez (@juangomezac)
Director general de Pórtico Online
La atención mediática estuvo centrada en las elecciones del Estado de México, sobre todo porque la mayoría de los medios de comunicación tradicionales como digitales, centraron la atención en uno de los bastiones más importantes del priismo nacional.
El estado de México es una de las entidades federativas del país en donde no se ha registrado alternancia política en el gobierno, pero además es el corazón del grupo Atlacomulco, rodeado de mitos, versiones e historias que rondan en el sistema político mexicano gobernante.
El candidato Alfredo del Mazo salió a las 6:35 PM a declararse triunfador del proceso electoral, pero no fue el único que contravino las indicaciones del Instituto Nacional Electoral, quien conminó a todos los aspirantes y a sus respectivos partidos políticos a no hacer declaraciones triunfalistas antes de publicarse los resultados oficiales de la contienda electoral.
Los partidos políticos no respetan al árbitro electoral, lo que evidencia la incultura democrática que prevalece en México. La madurez política está muy lejos de lograrse en un país donde aún predominan las irregularidades, violaciones a la normatividad y presiones en los procesos comiciales.
Los protagonistas de la presente jornada electoral se basan en supuestas encuestas de salida, argumento con el que pretenden por un lado presionar las tendencias electorales pero también, generar una percepción triunfalista en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Este escenario de prematura victoria se ha dado no solamente en el Estado de México, sino en el resto de las entidades donde este día llevaron a cabo elecciones como Coahuila, Nayarit y Veracruz.
¿A quién le creerá el electorado sobre los resultados de los comicios de este domingo?
La ambición de las dirigencias partidistas solo obedece a la lógica del ordinario “madruguete” electoral que blanden como instrumento de manipulación las dirigencias y candidatos a los gobiernos estatales.
Es insultante que todavía a estas alturas los partidos políticos y sus actores sigan sumidos en la premodernidad democrática, en la manipulación mediática, sin que se les vea una pizca de inteligencia o de madurez.
¿Qué ganan con “anunciar” que ya ganaron cuando todavía la autoridad electoral no da un resultado oficial?
También es importante hacer un llamado al Instituto Nacional Electoral (INE) para que abandone su actitud pasiva y complaciente, y evolucione hacia un organismo rector que hace respetar la normatividad electoral.
El INE debe tener un protagonismo más activo durante el proceso electoral y frenar los apetitos y ambiciones de los partidos políticos.
El estado de México es simbólico desde el punto de vista político, puesto que el actual mandatario federal, Enrique Peña Nieto, gobernó esta entidad que se ha convertido por muchos años, en el principal promotor de la élite política que gobierna al país.
Muchos estados que no habían registrado alternancia política el año pasado transitaron al control de la oposición. Por ejemplo Veracruz, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas, después de 86 años de dominio priista entregaron el poder a la oposición.
El priismo nacional sufrió un fuerte retroceso electoral el año pasado al perder 7 de las 12 gubernaturas que estuvieron en juego en el 2016, lo que constituyó el máximo revés en su historia democrática.
Es importante tomar en cuenta que hasta 1998 el PRI gobernaba todos los estados de la república mexicana, pero en 1989 el Partido Acción Nacional (PAN) ganó la primera gubernatura con Ernesto Ruffo Apel en Baja California.
A partir de ese momento el cascarón unipartidista y autoritario en México empezó a mostrar grietas muy importantes.
Al sufrir, insisto, una de sus derrotas históricas más estruendosas en el 2017 cuando el PRI gobernaba 15 de 32 entidades federativas, el Revolucionario Institucional entregó a la oposición los estados de Durango, Tamaulipas, Querétaro, Veracruz, Chihuahua, Quintana Roo y Aguascalientes, con lo que en la actualidad solo gobierna ocho estados del país, entre ellos Zacatecas, en donde por cierto el priismo está ausente de la conformación de la administración estatal ya que solamente el Secretario del Campo (Secampo), Adolfo Bonilla Gómez, ocupa un posición importante en el gabinete del gobernador Alejandro Tello Cristerna.
Las elecciones de este fin de semana pondrán en evidencia también la debilidad en la aceptación electoral del PRI, puesto que independientemente de un eventual triunfo priista en Edomex, Coahuila o Nayarit, se observa una debilidad del tricolor en la contienda electoral.
De acuerdo al comportamiento electoral el PRI no podrá ganar estas cuatro entidades- en tres de las cuales se renovará el gobierno estatal, ya que en Veracruz se elige solo congreso y ayuntamientos- debido al fuerte desgaste presidencial y del partido en el poder, desprestigiado cada vez más por los casos de corrupción entre algunos de sus gobernadores, los altos índices de violencia y asesinatos en el país y por el fracaso en resultados económicos satisfactorios.
En este contexto esperaremos los resultados electorales empañados por los “madruguetes” de los dirigentes partidistas y candidatos y candidatas al gobierno de los estados de México, Coahuila y Nayarit.
El comportamiento de los actores políticos es vergonzoso, al pisotear la ley electoral y continuar con las viejas prácticas del “madruguete” y la manipulación mediática. ¿Cuándo tendremos procesos democráticos con una clase política madura, que acepte el resultado que proporcione el órgano electoral en tiempo y forma?
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