Ante la creciente amenaza de la fuerza nuclear, en Ginebra, más de 120 países adoptaron un tratado histórico que prohíbe las armas nucleares.
“Hoy el mundo ha dado un paso histórico para deslegitimizar el uso de esas armas indiscriminadas e inhumanas, lo que es crucial para su futura eliminación”, dijo el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.
“El acuerdo es una importante victoria para la humanidad que nos une, durante demasiado tiempo, las armas nucleares han sido la única arma de destrucción masiva que no estaba explícitamente prohibida por el derecho internacional. El tratado adoptado hoy salda esa brecha”, enfatizó el presidente de la CICR.
El acuerdo se deriva de las negociaciones impulsadas por las Naciones Unidas, en Nueva York, en cuyo marco se adoptó el tratado. El Comité Internacional de la Cruz Roja ha insistido en que los países reconozcan las consecuencias humanitarias catastróficas de las armas nucleares, y la urgente prohibición “clara y categórica”.
El tratado frena la proliferación de armas nucleares y abre un camino hacia su potencial eliminación; entrará en vigor cuando 50 Estados lo hayan ratificado, esfuerzo que apoyarán el CICR y las Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja de todo el mundo.
Durante las negociaciones, la jefa de la Unidad de Armas del CICR, Kathleen Lawand, resaltó que “el tratado fortalecerá el estigma contra el uso de armas nucleares. Sabemos, sin embargo, que la adopción de este tratado no logrará por sí sola que las armas nucleares desaparezcan de un día para el otro. Nuestra labor colectiva está lejos de haber terminado.”
El Comité Internacional de la Cruz Roja subrayó que en 1945, los médicos del CICR fueron de los primeros en responder a la devastación provocada por el uso de bombas atómicas en Japón. Las consecuencias humanitarias fueron evidentes en ese entonces, y el sufrimiento continúa hoy día.
“Las armas nucleares son de las más terroríficas que jamás se hayan inventado. Causan un sufrimiento humano indecible y daños ambientales irreversibles. Además, son una amenaza contra la mera supervivencia de la humanidad”, dijo el presidente Maurer.