El 30 de marzo iniciaron las campañas electorales presidenciales y hoy llegan a su fin. Los mexicanos hemos recibido durante 90 días 23 millones de spots y cientos de litros de tinta en una contienda en la que más de 20 candidatos han sido asesinados.
Estas elecciones son en las que más partidos participan, nueve, para ser exactos, a los que se les distribuyeron 6,702 millones de pesos, 1,603 millones de pesos más de los que se otorgaron en la elección del 2012, en términos reales.
Es la numeralia de una elección en la que potencialmente votarían 89.2 millones de electores de 18 años y más, con la ilusión o la expectativa de un cambio que modifique la ruta que hasta ahora ha tenido el país.
Pero todavía hay muchas dudas aunque algunos manipulen ciertas certezas a través de encuestas.
Hasta antes del año 2000 los mexicanos sabíamos anticipadamente quién sería el próximo presidente de la Republica. La subcultura antidemocrática del “tapado” nos adelantaba al priista que gobernaría al país. Lo más difícil era atinarle al hombre que seria elegido por el dedo presidencial, pero una vez que se “destapaba” los búfalos se iban a la cargada.
Los tiempos han cambiado.
Hoy son las encuestas las que van guiando la ruta o mejor dicho, manipulando la ruta en la elección de los candidatos.
En México nos gusta anticiparnos a los hechos y la mayoría de los mexicanos traemos nacemos con una lámpara de Aladino bajo el brazo, aunque muchos nos equivocamos.
La manipulación mediática y ahora de las redes sociales y de los medios digitales nos hacen trastabillar, nos embaucan y nos engañan.
Esta saturación de información nos impiden ver y escuchar con claridad las propuestas de los candidatos. No vemos sus convicciones y mucho menos su visión de país.
¿Hacia donde quieren llevarnos? ¿Qué país quieren construir?
Son más abundantes los chascarrillos, los adjetivos y las ocurrencias; o las promesas sin sustento económico, que una visión de Estado.
Aún así, vamos a votar y a elegir nuestro destino con libertad para los próximos seis años.
Es la democracia.