Por Juan Gómez
Director general de Pórtico
Después de casi tres meses de suspensión de actividades externas que no fueran esenciales, de mensajes contradictorios como base de los lineamientos para la salvaguarda sanitaria, de una de las más fuertes contracciones económicas que generan el mayor desempleo en el país, los mexicanos empezaremos este lunes gradualmente a realizar nuestras actividades otrora cotidianas.
Pero ya nada será igual que antes, la normalidad a la que estábamos acostumbrados, con la que nos desarrollamos y crecimos, ya no volverá.
Lo primero que ha cambiado son los liderazgos, especialmente los políticos, que son los responsables de delinear la conducción del país, empezando por el presidencial.
Con semáforos en rojo (riesgo máximo) y solo el estado de Zacatecas en naranja (riesgo alto), el subsecretario de Salud, Hugo López Gatell presentó el estatus del país en la víspera de la reapertura de las actividades económicas, lo que significa que, pese al incremento de contagios COVID 19, se privilegia la economía nacional.
La economía siempre ha sido el fardo con el que han cargado los presidentes de la República, algunos lo manejaron con disciplina y acuerdos internacionales en especial con los Estados Unidos; otros deslumbrados por la riqueza petrolera derrocharon irresponsablemente los recursos, como lo hizo el autonombrado “último cachorro de la Revolución”, José López Portillo.
Después de esta catástrofe sexenal, al correr de los años, vendrían los cambios en la economía y en la política, pero siempre bajo la presión de la primera sobre el ejercicio del poder en turno.
La economía, el autoritarismo democrático y la corrupción han empujado con fuerza los cambios en México, lo que ha abierto la puerta a la alternancia política en los últimos veinte años.
Previo a la llegada de la pandemia del Coronavirus a México su economía sufría un estancamiento que le arrastraba hacia una recesión indudable, pero la situación financiera del país empeoró con la suspensión de las actividades productivas y el confinamiento social voluntario que evitó el consumo y la producción.
De acuerdo al pronóstico presidencial la pandemia habrá terminado con un millón de empleos en el país, pero el presidente López Obrador anuncia que generará el doble. ¿Con qué estrategia? Con sus programas de becas y sus proyectos personales: refinería Dos Bocas (Tabasco), el tren Maya y la construcción del aeropuerto de Santa Lucía. Nada más.
Con un país prácticamente en rojo por el alto riesgo de contagios y propagación del COVID 19 y una economía devastada, el presidente López Obrador anunció que a partir de este lunes 1 de junio iniciará una gira por el sureste del país y lo hará por tierra.
¿Cuál es la razón? La respuesta está en la baja popularidad de la imagen presidencial y en la debilidad de la economía nacional.
Con el partido que fundó a cuestas y que lo llevó a la silla presidencial, Andrés Manuel López Obrador no puede esperar más, ante el adverso escenario que se le presenta a tres meses de que se inicie el proceso electoral en el que se renovarán 15 gubernaturas, presidencias municipales y congresos locales en México.
Serán las elecciones más grandes de la historia democrática del país. Se renovarán 3,200 cargos y se estima que votarán seis millones más de electores de la lista nominal de los comicios del 2018.
Se renovarán gubernaturas en los estados de Zacatecas, Tlaxcala, Sonora, Sinaloa, San Luis Potosí, Querétaro, Nuevo León, Nayarit, Michoacán, Guerrero, Colima, Chihuahua, Campeche, Baja California Norte y Sur.
La pandemia del Coronavirus desnudó varias deficiencias y debilidades del gobierno de la República, algunas de las cuales fueron puestas al descubierto con el desacato de algunos gobernadores de oposición, que se mostraron en rebeldía contra el centro y mostraron las fallas de información sobre el comportamiento del virus en algunas entidades federativas.
En materia de salud pública se mostró la ausencia de una medición basada en pruebas científicas que dieran certeza al manejo de la pandemia, pues las establecidas por la Secretaría de Salud fueron insuficientes para detectar y frenar el avance del virus entre la población.
Al parecer nunca sabremos con exactitud el número de contagios y fallecimientos que hubo en el país, debido a que muchos de estos fueron clasificados como “neumonía atípica” para evitar alarma entre la población y el rebasamiento de la autoridad sanitaria.
Otro aspecto grave fue el comportamiento tanto del presidente como de la gran mayoría de sus colaboradores, quienes no respetaron las medidas que estableció su propia autoridad sanitaria.
En este escenario se registraron protestas en algunos estados del país, en las que se mostró el rechazo presidencial y la demanda de la salida del gobierno del actual mandatario federal.
También la respuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador fue inmediata, dijo en su mensaje de este domingo que “no puedo gobernar si el pueblo no me apoya” y pidió a los manifestantes esperarse a la consulta del 2022 para que se decida su permanencia.
El presidente lanzó este mensaje para persuadir a sus detractores: soy un demócrata y partidario de la NO reelección.
A 17 meses del actual período sexenal del presidente López Obrador la economía está en su etapa recesiva, su imagen seriamente deteriorada y el liderazgo presidencial debilitado.
Le urge salir a la calle.
Al tiempo.