La Secretaría de Salud (SSA) destacó que la diabetes tipo II en la población infantil, derivada de la obesidad, muestra un incremento importante.
La dependencia advirtió que esta enfermedad no manifiesta ningún síntoma, lo que dificulta su diagnóstico temprano, de ahí la necesidad de someter a exámenes de medición de glucosa a los menores obesos, pero no en ayunas.
El jefe del Servicio de Endocrinología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Raúl Calzada León, destacó que a diferencia de los adultos con inicio de diabetes tipo II, que manifiesta síntomas como constante sed, pérdida continua de orina y disminución de peso, en los menores no hay síntomas.
Por ello, los menores se tienen que realizar exámenes de glucosa, pero no en ayunas, como comúnmente se llevan a cabo, sino dos horas después de ingerir los alimentos, explicó en un comunicado.
Asimismo, comentó que hay señales que pueden sugerir que estos pequeños empiecen a presentar una resistencia a la insulina, que es cuando tienen una pigmentación oscura en zonas específicas como cuello, axilas, rodillas, codos e íngle.
A estas señales, añadió, se le conoce como acantosis nigricans y se presenta en 99% de los niños con obesidad.
Por ello, insistió, “se recomienda que todo niño con obesidad y acantosis nigricans se someta a determinaciones de glucosa y de insulina pero no en ayunas”.
Debe ser, al menos, “dos horas después de ingerir los alimentos, lo que permitirá conocer las variaciones de azúcar en la sangre y determinar si ya desarrolló la enfermedad”.
“Un niño con diabetes tipo II atendido por un equipo multidisciplinario de especialistas, puede lograr el control de este padecimiento con un programa de alimentación y de actividad física, adecuado a su edad y a sus necesidades energéticas, incluso, en muchos casos sin medicamento”, destacó.
Sin embargo, un niño que no es atendido adecuadamente tiene el riesgo de desarrollar lo que se conoce como síndrome metabólico, es decir, niveles altos de lípidos, colesterol y triglicéridos, presión arterial alta y niveles elevados de azúcar en la sangre.
La diabetes tipo II en niños ha mostrado un incremento importante en los últimos 15 años, derivado del problema de la obesidad que registra la población infantil en México.
Anteriormente, el mayor caso de diabetes en niños era el que se conoce como tipo I o insulinodependientes, es decir, una deficiencia en la producción de insulina, concluyó.