Un coche bomba explotó hoy ante las puertas del Banco de Grecia, en el centro de Atenas, sin causar víctimas, pero sí cuantiosos daños materiales.
Según informó la Policía, la explosión, que se produjo a las 05.55 hora local (02.55 GMT), estuvo precedida tres cuartos de hora antes de una llamada de alerta al periódico digital “Zougla.gr”, en la que un desconocido avisó de que 45 minutos después estallaría el la bomba.
De acuerdo a las primeras investigaciones, el coche estaba cargado con 75 kilogramos de explosivos que causaron graves daños en edificios y las tiendas de las inmediaciones.
La explosión fue tan potente que se pudo escuchar en todo el centro de la capital.
La Policía ha acordonado toda la zona, situada a escasa distancia de la emblemática plaza de Syntagma, sede del Parlamento, y especialistas examinan las cámaras de seguridad.
El coche estaba estacionado en un lugar estrictamente prohibido y en una zona está considerada como de la más vigiladas de Atenas, por albergar una serie de organismos públicos, empresas y bancos.
El vehículo, un Nissan Sunny, quedó prácticamente destruido y según filtraciones de la Policía a la prensa local no confirmadas oficialmente, fue robado el pasado 6 de abril.
Testigos citados por los medios aseguraron haber visto una o dos personas aparcar un vehículo ante el Banco de Grecia y luego marcharse en una moto.
En el edificio se encuentran una serie de servicios del Banco de Grecia y oficinas de los representantes de la troika de acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
“El aparente objetivo de los autores es cambiar el orden del día. No permitiremos que los terroristas logren su objetivo”, dijo el portavoz del Gobierno, Simos Kedikoglu, en una primera reacción en el programa matutino de la televisión privada Skai.
La explosión se produce el mismo día en que Grecia tiene previsto regresar a los mercados de deuda, tras cuatro años de ausencia, con la emisión de bonos del Estado por valor de 2.500 millones de euros, una operación con la que el Gobierno del conservador Andonis Samarás quiere lanzar una primera señal de que el país se está recuperando e independizando de la troika de acreedores.
También se produce en la víspera de la visita de la canciller alemana, Angela Merkel, de la que se espera un espaldarazo al proceso de reformas de Grecia y un mensaje indirecto de respaldo a Samarás en las próximas elecciones europeas.
Desde el estallido de la crisis hace seis años se han registrado numerosos ataques violentos en Grecia, sin bien ninguno en el que explotara un coche bomba.
El último incidente mayor tuvo lugar el pasado 30 de diciembre, cuando cuatro personas abrieron fuego y dispararon unos 60 tiros contra la residencia del embajador alemán en Atenas, sin causar víctimas.
Una organización armada denominada “Grupo de Luchadores Populares” se atribuyó en febrero este ataque, que justificó con la necesidad de luchar contra “la maquinaria capitalista alemana”.