Por Juan Gómez
Desde las 8:30 de la mañana decenas de zacatecanos iniciaron la búsqueda de un lugar en las inmediaciones del lomerío de Bracho, en donde se escenificaría la Batalla de Zacatecas, rodeado por un despliegue de seguridad militarizada, policíaca y del Estado Mayor Presidencial que provocaría el bloqueo de accesos con vallas y una gran desorganización por la falta de información y señalética.
Familias enteras se enfrentaron al bloqueo militar-policíaco en el acceso a la calzada Vetegrande y calzada Solidaridad, en donde empezaba el peregrinar a pié, caminando sobre dicha calzada en la que ya se enderezaba una larga cadena de vehículos, camionetas, autos, que habían sido estacionados por sus propietarios para intentar subir los cerros.
Madres y padres de familia van jalando a sus hijos de la mano o bien, los llevan sobre los hombros, cargados de entusiasmo, serpenteando las laderas de los cerros contiguos a La Bufa, con la esperanza de llegar a tiempo y ser testigos de un acontecimiento inédito, único, que se escenifica con motivo del Centenario de la Batalla de Zacatecas que se conmemora este día.
Quienes logran alcanzar la cúspide observan abajo el ascenso de cientos, miles de hombres y mujeres, niños y jóvenes que caminan en medio de nopales, huizaches y arbustos naturales de una las áreas más altas de la ciudad.
Al llegar a las inmediaciones del lugar en donde se escenificará la Batalla de Zacatecas son detenidos por otra fila de vallas, pero ahora se ubican a un lado de éstas una hilera de arcos magnéticos que detectan los metales y bajo los cuales deben pasar para ser revisados.
A lo largo de los kilómetros que han recorrido, se han encontrado también con la vigilancia militar que les observa, los escudriña, los deja pasar con una mirada contemplativa por el esfuerzo que han realizado.
En el lomerío ya se asientan miles de curiosos que han poblado ese sitio para disponerse a disfrutar de la Toma de Zacatecas, una escenificación en la que han participado 2,500 soldados como extras en la batalla, vestidos algunos de huertistas y otros de villistas, para ser parte de esta obra bélica que han ensayado durante varios días y que fue supervisada por el Secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Cepeda.
Un solitario avión militar surca el espacio poblado por nubes grises bajo las miradas curiosas de los asistentes. A las 12:00 suena con estrépito el primer cañonazo de salva que desata el sobresalto. Las miradas se dirigen a la cañada en donde se mueven villistas que ondean una bandera mexicana y empuñan sus carabinas para jalar del gatillo e iniciar el ataque.
Los villistas se mueven como un abanico que va envolviendo en medio de detonaciones a las fuerzas federales vestidas de un traje militar azul, semejante al de la época revolucionaria. El feroz ataque ha comenzado y el público asistente suelta una sonora expresión de admiración que acompaña a la acometida militar.
La estrategia militar es similar a la utilizada por el ejército de Pancho Villa, aquel 23 de junio de 1914, cuando la orden de ataque se dio con el disparo de un cañón a las diez de la mañana, lo que desató una batería de fuego de artillería que distrajo al enemigo y sembró el desconcierto de los pelones, lo que fue aprovechado por el ejército de tierra que a caballo y a pie fue sometiendo progresivamente las defensas de los cerros adyacentes, entre los que destaca La Bufa.
Una vez que las defensas de los cerros han caído, los federales inician una huida desorganizada, presos del pánico y de la orfandad de sus generales que han muerto bajo el fuego intermitente de los Dorados de Villa.
El centro histórico de Zacatecas es bombardeado y se inicia conjuntamente las refriegas en las calles y callejones, en donde las adelitas corren de un lado a otro, resguardándose del fuego cruzado, pero avanzando en medio de la refriega.
El público disfruta en las partes altas del lomerío cercano a Bracho, las escenas que emulan aquel día en que Zacatecas fue ocupado por 22 mil villistas y que dejó un saldo de aproximadamente 12 mil muertos.
Atrás quedó la desorganización y el cansancio, los kilómetros recorridos en ascenso y sorteando los cerros aledaños a La Bufa, para poder llegar al sitio histórico de una batalla que definió el triunfo de la Revolución Mexicana en su etapa constitucionalista.
Abajo del lomerío están el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, acompañado por el gobernador del estado Miguel Alonso Reyes, así como el general secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, Emilio Chuayffet Chemor, Secretario de Educación Pública, la Secretaria de Salud, Mercedes Juan López, el Secretario de Energía, Pedro Joaquín Coewel y el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, así como miembros del gabinete estatal entre los que destacan Patricia Salinas Alatorre, Secretaria de Economía y Le Roy Barragán Ocampo.
Asimismo asistieron presidentes municipales, empresarios e invitados especiales, quienes fueron transportados en vehículos especiales, bajo un resguardo de estricta seguridad.
A las 12:40 horas terminó la escenificación y comenzó el descenso de miles de hombres y mujeres que nuevamente reiniciaron el Vía Crucis de regreso, por el insuficiente transporte público, la desorganización y el tumulto que trata de bajar lo más pr0nto posible para ver el partido de la selección mexicana contra la selección de Croacia, que por cierto, el Presidente Peña Nieto en su discurso deseó el éxito para los mexicanos.