Este día se instaló la nueva legislatura zacatecana, la 63, que escuchará el segundo informe de labores administrativas del gobernador Alejandro Tello Cristerna, quien regresa al protocolo republicano para rendirlo ante sus pares del Poder Legislativo.
Este cambio significa regresar el debate y la discusión a la representación popular, mostrar los temas de fondo y de interés para los zacatecanos, con la finalidad de reorientar el camino y atender las necesidades de la sociedad.
El ex gobernador Miguel Alonso modificó la Ley que obligaba al mandatario estatal acudir al congreso a rendir cuentas, al poder que tiene la función de fiscalizar y asignar el presupuesto de egresos y aprobar la Ley de Ingresos del ejercicio correspondiente.
El ex gobernador zacatecano tenía la piel muy delgada y no estaba preparado para el debate, la confrontación de ideas y menos aún, para defender sus posturas. Evitaba el desgaste de la figura gubernamental modificando a su capricho la Ley para no recibir las críticas por sus decisiones o actos de gobierno.
Pasaron aproximadamente siete años para que La Constitución zacatecana se modificara para que el gobernador Alejandro Tello rinda obligadamente mañana, su segundo informe ante el congreso, donde escuchará el posicionamiento de las fracciones parlamentarias representadas en la 63 legislatura.
¿Qué sigue después del Informe?
Vendrá la glosa que mandata la Ley y después los anunciados cambios en el gabinete del mandatario estatal.
En los distintos medios de comunicación la especulación va en aumento: lo que trasciende son los cambios en la Secretaría General de Gobierno, en la Desarrollo Social; en la Secretaría de Desarrollo Urbano, Vivienda y Ordenamiento Territorial, en la Coordinación General Jurídica.
A dos años de su ejercicio gubernamental el gobernador Alejandro Tello realiza nuevamente cambios en su administración. Los primeros los hizo por motivos político-electorales y estos ajustes, para reorientar la política interna y social de su gobierno.
El tiempo opera contra el reloj de la política gubernamental. El mandatario estatal entrará a partir del 1 de diciembre en una ruta en la que predominará el gobierno federal y por lo tanto, su imagen social y mediática sufrirá un serio desplazamiento, lo que abonaría a un desgaste mayor de su figura pública.
No solo los relevos en su equipo de trabajo son obligados, sino también el cambio de su estrategia de imagen pública, ya que si no modifica sus instrumentos de comunicación y su interlocución social, el nuevo escenario de composición de la oposición en los principales municipios del estado, le cobrarán factura a una administración que solo durará cinco años y ya se furon dos.