Cientos de ciudadanos europeos formaron este lunes una cadena humana frente a las oficinas de la primera ministra británica en Downing Street para exigir que se garantice su estatus en caso de un Brexit sin acuerdo.
Dándose las manos, los manifestantes se concentraron a lo largo de Whitehall, la arteria londinense que cruza el barrio de los ministerios y desemboca en Parliament Square.
Después, en la sede del gobierno, entregaron una carta para la primera ministra Theresa May en la que se declaraban “extremadamente preocupados” por la falta de resultados en las negociaciones entre Londres y Bruselas y pedían que se “respete las promesas políticas, cualquiera que sea el resultado”.
“No somos una moneda de cambio, somos cinco millones de personas y es hora de que se nos trate como tal”, afirma el texto firmado por la asociación the3Million, que defiende los intereses de los europeos en Reino Unido, la coalición British in Europe que representa a los 2 millones de británicos afincados en la Unión Europea y el sindicato británico Unison.
“Una falta de acuerdo no es una opción para los ciudadanos de la UE”, dijo Nicolas Hatton, confundador de the3Million. “Solo queremos que se nos trate de forma justa”.
“No hago ningún proyecto para 2019, porque no sabemos dónde estaremos”, se lamentaba Vanessa Verlinden, una belga de 42 años que vive en Reino Unido desde hace 17.
“¿Porqué estas personas deberían ser tratadas como ciudadanos de segunda? Es profundamente injusto”, agregaba Karen Lawrance, ingeniera británica de 52 años contraria al Brexit.
Los manifestantes se dirigieron después, para intentar ser oídos por los legisladores, al parlamento de Westminster donde por la tarde debía abordarse la cuestión durante una sesión de preguntas al gobierno.
“Estamos aquí para decir a los parlamentarios que necesitamos un acuerdo”, afirmó Hatton. “Queremos que nuestros derechos se traten por separado”, agregó.
Las informaciones sobre el avance en las conservaciones entre Londres y Bruselas publicadas este fin de semana no bastaron para tranquilizarlo. Para nosotros la situación “es muy difícil, porque cada semana hay una interpretación diferente” sobre las negociaciones, afirma.