La injusticia en cualquier lugar,
es una amenaza contra la justicia
en todas partes.
Martin Luther King (1929 – 1968)
Los zacatecanos, y particularmente los universitarios zacatecanos nos desayunamos con una amarga nueva: más de cuatrocientos movimientos en la nómina de la UAZ, efectuados en los últimos 3 meses, perpetrados en flagrante violación a la bilateralidad del contrato colectivo de trabajo UAZ – SPAUAZ. Un golpe bajo, demoledor, para quienes llegamos a creer que, a pesar de las irregularidades en las elecciones de rectoría, que la visión de largo alcance y el interés supremo de la generosa institución que nos cobija normarían la conducta de la recién estrenada administración.
A pesar -digo- de las irregularidades, a tal vez justo a causa de ellas, pues luego de un triunfo cuestionable, se necesita ganar legitimidad, reivindicarse. Pero ¿porqué son tan perniciosas las contrataciones de personal académico pasando por encima de la contratación colectiva?, ¿tiene influencia sobre los niveles académicos?, ¿sobre los valores éticos?, ¿sobre la concepción misma de universidad pública? Ofrezco en lo que sigue, mis respuestas en lo personal.
En un escenario laboral deprimido, es normal que los padres nos veamos obligados a pensar en el futuro profesional de las generaciones que nos siguen. Algunos profesores universitarios deciden entrar al trueque de los votos y el activismo político por una oportunidad laboral para sus vástagos. Siempre es una buena noticia que un joven en México tenga acceso a un puesto de trabajo remunerado y reciba el beneficio de las prestaciones sociales, ¿vale la pena que el costo sea la dignidad?
En esa erosión de valores, los hijos, cónyuges, y amigos dejan de tener esa bella relación emocional para convertirse en vulgares cómplices. En ese escenario ¿tendrá elementos el hijo para admirar e imitar la rectitud del padre? ¿la pareja para reforzar su unión? ¿el amigo para confiar en alguien que le muestra su capacidad de traicionar? ¿vocación y preparación el beneficiario para contribuir al quehacer universitario en algo más que no sea depositar un voto cada que le sea requerido?
Veo aquí una gran descomposición de la vida universitaria, una destrucción de valores que socava nuestra sociedad desde los cimientos mismos del seno familiar, ¿ve usted caro lector algo diferente? Se incrementa el número de docentes con escandalosas deficiencias gramaticales, que además, lejos de intentar la enmienda, se enfurecen si se le propone una corrección, bajo el argumento de la humillación, ¿creerán entonces que denigran a sus alumnos cuando les corrigen?
Previo a continuar, permítaseme hacer referencia a dos declaraciones del actual rector acerca del fenómeno denunciado. Afirma, correctamente por cierto, que la autoridad tiene facultad de contratación exclusivamente en los casos en que no se lesione intereses de terceros es decir, cuando no haya aspirantes con derechos creados. El problema es que en este caso se han hecho papilla centenas de expedientes con acumulación de merecimientos. Los sindicatos académicos universitarios renuncian de forma expresa a la cláusula de exclusividad, que implicaría la contratación solo de personal sindicalizado, en beneficio de la calidad, pero no se renuncia a que el “control de calidad” sea ejercido de forma bilateral.
La prensa coloca en boca del rector, a modo de pretexto que, administraciones previas han incurrido en la misma conducta. Y es totalmente cierto, pero si se asume como justificación, coloca a nuestra Alma Mater en una espiral interminable de corrupción: el próximo rector podrá esgrimir el mismo argumento, al igual que todos los futuros. Expresa, en síntesis, todo menos la voluntad de enmendar el camino.
No habrá solución verdadera a la actual crisis universitaria si no se incluye en ella el compromiso firme, cierto y verificable de que no se incurrirá en el futuro en estas patológicas prácticas. Se hace indispensable la vigilancia sindical de los movimientos de nómina de forma permanente. Sanear la vida universitaria pasa necesariamente por transparentar los mecanismos de ingreso y promoción del personal académico.
Si como afirma el Dr. Ángel Román, los movimientos unilaterales en la nómina de académicos no son de su responsabilidad, entonces, se ve moralmente obligado a denunciar, incluso penalmente a quienes con tan brutal irresponsabilidad hayan efectuado tales actos, perpetrados además en un momento de tan crítica fragilidad institucional, profundizando su precariedad financiera. La prensa local reporta la decisión del Dr. Román de castigar a los infractores; es un buen principio, mientras no se reduzca a ser solo una señal para sortear el momento.
La monstruosa deuda de la UAZ para con el ISSSTE no puede tomarse a la ligera, la federación no necesita lastimarnos, porque le ahorramos el trabajo haciéndolo nosotros mismos. Es vano dejarse llevar por el espejismo de la Ley de Ingresos que, de ser aprobada, permitirá al ISSSTE reducir nuestra deuda, de 4,080 millones a más o menos 2,500 que de todas maneras es una losa muy pesada. En esa reducción se encuentran los intereses de nuestros ahorros, ¿qué pasará entonces con ellos? Nada operará mejor a nuestro favor que nosotros mismos, dando muestras de responsabilidad y compromiso. La Reforma Integral Universitaria, no es una opción, es una obligación.
Mucha de estos movimientos denunciados por la dirigencia sindical obedecen a merecimientos académicos e incluso laborales, pero el hecho de que no se haya seguido en ellos el procedimiento pactado con la representación gremial arroja una densa cortina de humo cuyo fin es ocultar aquellos que son el corrupto resultado de complicidades, amiguismo, nepotismo, clientelismo. Por ello, los cauces bilaterales constituyen el mejor mecanismo, y el único que permitirá una coexistencia armónica y respetuosa, una vida universitaria en goce de cabal salud.
Hay una nutrida cantidad de académicos universitarios que largamente han acumulado los méritos cuyo reconocimiento les permitirá servir a la universidad sin sobresaltos materiales, pudiendo así concentrar toda su energía en las labores docente, de investigación y de extensión. La frustración y el encono aparecen cuando se otorga una mejor trato a quien tiene menos merecimientos, o incluso carece de ellos. Esos profesores lastimados deben ser resarcidos, abonando a la reconciliación de su labor cotidiana con nuestra noble y generosa institución.