Por Juan Gómez
Director general de Pórtico Mx
En un país polarizado por la narrativa presidencial, el escenario político empieza a estimular una mayor participación ciudadana en el proceso electoral, en el que los mexicanos decidiremos el rumbo del país en los próximos años.
La participación de los mexicanos en las urnas ha ido de menos a más en la historia de la democracia contemporánea, luego de la subcultura del fraude electoral, del robo de urnas y de las prácticas antidemocráticas de compra o condicionamiento del voto que aún prevalecen.
El predominio por más de 70 años de un partido hegemónico alejó a los mexicanos de la participación en la elección de sus gobernantes y representantes populares, pero progresivamente aumenta, afortunadamente.
Las elecciones presidenciales tienen un mayor imán en la participación ciudadana. A diferencia de las votaciones intermedias, los mexicanos acuden con mayor entusiasmo cuando se trata de elegir al Ejecutivo federal.
De las elecciones de 1988 a las del 2018 la participación promedio en México ha sido del 60 por ciento y la abstención del 40%.
En la elección de 1988 participaron 19 millones 91,843 ciudadanos, lo que correspondió al 50.9% del listado nominal de 38 millones 34 mil 926 electores.
En aquella ocasión la Comisión Federal Electoral (CFE) que dependía del entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz, le otorgó el triunfo a Carlos Salinas de Gortari.
Pero los resultados obtenidos en las elecciones federales intermedias de 2009 han sido los que han registrado el mayor abstencionismo con aproximadamente el 44%.
En la elección del año 2000 participaron 37 millones 601 mil 618 ciudadanos inscritos en un listado nominal de 58 millones 782 mil 732 electores que equivalió a una votación de 63.97%. El PRI perdió la elección ante el PAN por primera vez.
El comportamiento electoral fue similar en la jornada electoral del 2012 en la que votó el 63.08 por ciento (50 millones 143 mil 616 electores) de un listado nominal de 79 millones 492 mil 286 ciudadanos. En esta elección Enrique Peña Nieto recuperó la presidencia de la República para el PRI.
Como seguramente lo recordará el lector en el 2018 fueron convocados a las urnas 89.1 millones de mexicanos, de los cuales el 62.65% emitieron su voto.
Sin embargo las elecciones de mayor participación ciudadana en la historia democrática del país se registraron en 1994, cuando votó el 77% del listado nominal. En aquella ocasión el entonces candidato Ernesto Zedillo ganó la elección presidencial, luego de sustituir al candidato priista, Luis Donaldo Colosio Murrieta, asesinado en Lomas Taurinas.
Para las elecciones de este año 2021 faltan solamente 14 días y hemos entrado a la recta final. Las campañas se suspenderán tres días antes del domingo 6 de junio, lapso que se utiliza para la reflexión del voto.
A nivel nacional distintos analistas hablan de una tendencia adversa para los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia, y de una baja en la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El negativo comportamiento de la economía, el pésimo manejo de la estrategia sanitaria para contener la pandemia del Covid 19, los elevados índices de la violencia y de la inseguridad en el país, la proliferación de los asesinatos políticos, los escándalos de carácter sexual de algunos candidatos y el desastre en el manejo del partido Morena, han contribuido al derrumbe de la tendencia morenista en la preferencia electoral.
Pero no todo está escrito porque en la política mexicana cualquier cosa puede suceder.
Empero si observamos la tendencia electoral, si los ciudadanos salen a votar el domingo seis de junio, a pesar de la aún prevaleciente situación sanitaria generada por la pandemia, el resultado podría favorecer a la oposición.
Esta semana que culmina estuvieron en Zacatecas el ex presidente de la Coparmex, Gustavo de Hoyos Walther y el ex gobernador de Guanajuato, Carlos Medina Plascencia, quienes se reunieron en un desayuno con los organizadores y participantes en foros empresariales, turísticos, culturales y académicos.
En dicha reunión plantearon el escenario preocupante que vive el país con los signos de autoritarismo y populismo que debilitan sus estructuras.
Ante esa situación el ex líder de la Coparmex admitió que en otros procesos electorales muchos empresarios y ciudadanos se han mantenido en la neutralidad, pero señaló que en este momento no es admisible.
“El momento de la neutralidad se vale en condiciones normales, pero cuando hay un riesgo de este tamaño (como el que vive México en el actual sexenio) la neutralidad se vuelve cómplice y permite validar a los que sabemos, están haciendo un gran daño al país”.
El 6 de junio tenemos que emitir nuestro voto, no masivo e irracional como al que están convocando algunos candidatos, sino razonado y útil para el país.
Al tiempo.