Siete personas fallecieron a causa de las inundaciones la semana pasada en el Estado de Colorado y se desconocía el paradero de cientos de personas, dijeron funcionarios.
Los helicópteros reiniciaron sus labores de rescate ayer gracias a que se aclaró el cielo después de varios días de lluvias torrenciales, que destruyeron más de mil 500 hogares y dañaron unos 17 mil.
Funcionarios de agencias estatales y federales trabajan para localizar a cientos de residentes desplazados por las inundaciones en el condado de Boulder, al norte de Denver.
El domingo, la lluvia impidió que los helicópteros despegaran durante todo el día y los rescatistas estimaban que faltaba por localizar a unas mil 200 personas en todo el Estado.
“Esperamos sacar ventaja del buen clima hoy y completar las operaciones de rescate”, dijo ayer la portavoz Micki Trost, de la división de Colorado del Departamento de Seguridad Nacional y Gestión de Emergencias, al diario local Denver Post.
Tres personas fallecieron en el condado de Boulder, pero a nivel del Estado la cifra de muertos se saldó en siete, dijo el portavoz de la oficina de emergencias de la ciudad, Nick Grossman.
La lluvia, que comenzó a caer sobre el Oeste del Estado a principios de la semana pasada, golpeó en particular el condado de Boulder, donde cayeron 18.3 centímetros de agua en cerca de 15 horas a partir del miércoles por la noche.
La Agencia Estatal de Emergencias estimó en mil 253 la cantidad de personas que no han podido ser contactadas, mientras el gobernador John Hickenlooper cifró este número en 500.
Muchos de estos desaparecidos pueden simplemente tener dificultades para reportar su ubicación, pero Hickenlooper advirtió que la cifra de muertos puede incrementarse.
El presidente Barack Obama declaró desastre mayor en Colorado y ordenó el despliegue de ayuda federal para socorrer al Estado.