En el marco de la Pascua, con una misa concelebrada en el Altar Mayor, el Obispo de la Diócesis de Zacatecas, monseñor Sigifredo Noriega Barceló, conmemoró los 280 años de la terminación de la fachada principal de la catedral basílica de Nuestra Señora de los Zacatecas, una de las grandes y representativas obras del arte barroco novohispano en México.
En la reflexión de la homilía el obispo de Zacatecas destacó el legado de fe de quienes esculpieron la fachada, “y que tuvieron una visión de eternidad. La gente construía para siempre”.
Es lo que hoy nos está diciendo el Señor, miremos -como dice uno de los cantos- más allá del sol.
En dicha homil´pia señaló que “Vivimos gracias a la profesión de fe de nuestros antepasados, fe que la plasmaban de muchas manera y hoy nos detenemos a contemplar lo que hicieron estas personas que ni siquiera sus nombres sabemos”.
¿Nosotros qué vamos a dejar? Quizá ya no podremos esculpir en piedras, pero podemos esculpir en las pantallas ¿Será así en el futuro? Podemos escribir en los renglones en los que el señor vaya disponiendo en nuestra vida. Profesemos nuestra fe, proyectemos nuesrtra fe y escuchemos siempre la palabra e imitación del resucitado: “ustedes serán mis testigos”, puntualizó el prelado.
Que nos conceda esa mentalidad nueva, ese corazón nuevo, que nos conceda la novedad a través del Espíritu Santo, planteó Noriega Barceló.
La joya del barroco novohispano
Cabe mencionar que la fachada de la catedral basílica de Nuestra Señora de los Zacatecas fue terminada –“colocada su última piedra”- en 1745 y se le conoce como La fachada de la gloria” distribuida en tres cuerpos de múltiples nichos, en los que resaltan figuras talladas en cantera rosa, el material más representativo de esta región.
Las figuras esculpidas representan a los apóstoles San Pedro, San Pablo y San Andrés, así como a los doctores de la Iglesia Católica, San Agustín y San Jerónimo.
Entre los símbolos centrales destacan el Espíritu Santo, la Sagrada Eucaristía y la Santísima Trinidad.
La portada de la catedral zacatecana forma parte del símbolo de identidad de los zacatecanos y ha inspirado muchas obras de arte sacro, lo que constituye un espectáculo no solo por el impacto visual e histórico, sino por su trascendencia espiritual.