La educación es cara,
pero la ignorancia lo es más.
Claus Adolf Moser (1922 – 2015)
El pasado miércoles 10 de septiembre, a la hora de ingreso de los estudiantes al plantel II de la Unidad Académica Preparatoria de la Universidad Autónoma de Zacatecas, por lo menos dos estudiantes fueron asaltados y agredidos, justo a unos metros del C5. Como respuesta, alumnos del plantel reaccionaron cerrando la circulación frente a sus instalaciones en repudio a las diferentes respuestas recibidas.
No tardaron los medios de comunicación al servicio del gobierno del estado en señalar a los chicos y a los docentes que tuvieron la valentía de apoyarlos, como intransigentes y enemigos del gobierno de David Monreal. Si ese es su punto de vista, señor gobernador, le sugiero meditar más detenidamente sobre el tema, y si no lo es, pues bien haría en deslindarse a la brevedad porque lo que se dice en su nombre y “defensa” es una verdadera vergüenza.
Los chayoteros de costumbre se apresuraron a identificar a los muchachos con la orientación política del presidente municipal, pero la verdad es que tampoco las huestes del señor Miguel Varela aportaron ni apoyo, ni solución a las demandas de seguridad de los chicos. Tal vez porque, de forma análoga, los identificó con el clan Monreal. Cualquier pretexto es bueno para lavarse las manos: con seguridad, ni los hijos de Varela ni los de Monreal asisten a la prepa II.
En lo interno, mentes obtusas se esfuerzan por identificar la protesta estudiantil con un grupo político empeñado en desestabilizar la representatividad de alguna de las autoridades universitarias: la dirección o incluso la misma rectoría. Se pierde de vista que la legitimidad no se pierde por un hecho indeseable, sino por la actitud negligente de cerrar los ojos a la evidencia y no atender las causas. Por desgracia, hay quienes solo pueden ver a la universidad como espacio de poder. Escupen al cielo.
Desconozco la identidad de los profesores que apoyan a los muchachos y no me hace falta alguna, porque la demanda es más que justa, y por supuesto, lo ideal es que no decidan su apoyo en base a las afinidades políticas o ideológicas. Nuestra Universidad debe ser un espacio seguro, donde gobiernen las ideas, la creatividad y el rigor académico. Los organismos acreditadores de programas educativos han incorporado a sus estándares este rubro, luego de su afiliación al Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior de la SEP (SEAES). Mantener y obtener las acreditaciones, pasará por garantizar la seguridad de los jóvenes que se forman en nuestras aulas.
Los delincuentes agresores fueron detenidos, o por lo menos uno de ellos, y en algunos medios se presenta el hecho como la solución del problema. ¿Porqué entonces protestan los muchachos si se llegó a una solución? Pues porque en realidad nada hay resuelto, el entorno sigue siendo inseguro y no es posible garantizar que los adolescentes universitarios accedan a los servicios de la institución en un clima de paz y tranquilidad, elementos indispensables para la productividad académica.
La promesa del presidente municipal de mantener patrullas de vigilancia mientras transcurre la Feria tampoco es suficiente: la inseguridad se incrementa durante la Feria pero no tiene fun cuando ésta termina. Las instalaciones de la feria deben moverse a una locación que no interfiera con la buena marcha de los procesos educativos. Si como suele informarse, la Feria no registra ganancias, pero en cambio incrementa los hechos de violencia y perturba la paz, no parece haber una buena razón para mantenerla, a menos que haya algo que representa beneficios y la mayoría desconocemos.
En cualquier caso no debe mantenerse donde se encuentra si, atendiendo a la prédica, según la cual la educación y el deporte son prioridad. Cuesta creer en prelación tal, cuando se convierten en estacionamiento espacios destinados a la práctica deportiva como la Unidad Benito Juárez, la Alberca Olímpica Bicentenario, el estadio Carlos Vega Villalba y el Gimnasio Marcelino González, además de las inmediaciones del Campus II de la UAZ con más de una decena de Unidades académicas, que incluyen un preescolar, una secundaria y una preparatoria, además de la Secundaria Federal No. 2. ¿No parecen razones suficientes para llevar la feria a donde no interfiera con el deporte y la academia?
De hecho, la venta de alcohol en ese espacio es ilegal, pues la ley sobre Bebidas alcohólicas para el Estado de Zacatecas, promulgada el 29 de septiembre de 2007, según decreto 534, señala textualmente en su Artículo 3, fracción II, a) “No podrán otorgarse licencias para ser ejercidas en los lugares cuya ubicación se encuentren a una distancia menor de 200 metros de dependencias o entidades gubernamentales, escuelas, hospitales, salas de velación o iglesias, así como de otros locales o establecimientos que expendan bebidas alcohólicas, salvo las excepciones previstas en esta Ley y el Reglamento Estatal …”.
Pese a ello, una tienda de conveniencia expende alcohol, y lo anuncia, a unos 20 metros del Centro de Educación y Cuidado Infantil de la UAZ (CECIUAZ), al igual que se ha permitido la apertura de restaurantes que expenden y abiertamente publicitan bebidas espirituosas incluso en horarios en los que todavía hay actividades académicas.
Los problemas de seguridad que afectan a los universitarios no son ni nuevos ni menores, ya que como seguramente recordamos en el pasado reciente se produjo un asesinato, de hecho un feminicidio, en las instalaciones de la Unidad Académica de Derecho. Los robos de equipo de cómputo constituyen un fenómeno de frecuente ocurrencia. Negar o minimizar la necesidad de contar con mejores medidas de seguridad es, por decir lo menos, irresponsable.
Llenar el territorio estatal de corporaciones policiacas no pacifica, solo inhibe. La amenaza se encuentra latente, y la violencia reaparecerá ante cualquier manifestación de debilidad policial. La paz verdadera, permanente e incorporada a la cultura de la sociedad se obtiene de una comunidad sin rezagos sociales, menos desigual, informada, sensibilizada con manifestaciones artísticas, educada en la cultura física y el deporte. Pitágoras (570 – 490 a.n.e.) decía “Educa al niño y no tendrás que castigar al hombre”.
La Historia refrenda la máxima pitagórica. Entonces, ¿porqué se inunda de policías cuando se mantienen tantos adeudos y se perpetran tantos agravios contra el magisterio?
El gobierno federal repite hasta el cansancio que los resultados se obtienen del ataque directo a las causas: la pobreza, la ignorancia, la insensibilidad, los malos hábitos y las prácticas nocivas. Pues bien, parece que el diagnóstico lleva consigo la prescripción: mejores instalaciones educativas, seguras y equipadas, salarios dignos a los docentes, apoyo verdadero a deportistas, entrenadores y educadores físicos, financiamiento de actividades culturales, científicas y artísticas.
Señor gobernador usar nuestros impuestos para traer a un youtuber a contar que “tuvo que viajar” a Japón para encontrarse mientras se hospedaba tanto en hoteles de cinco estrellas como hostales, no es precisamente el estímulo que necesitan nuestros jóvenes. Solo se cuenta dan nuestros muchachos de la desigualdad de la que son víctimas. Traer con nuestros impuestos a un ex árbitro a decirnos como llegó a la cima mientras nuestros deportistas entrenan en la sima no impulsa el deporte, a menos que se entienda como reto. Durante la “conferencia” de Arturo Brizio se inundó el polideportivo colocando a los jóvenes en grave riesgo. ¿cuál es entonces la prioridad?
Usar nuestros impuestos para financiar un equipo profesional de baloncesto cuando nuestros deportistas viajan en precarias condiciones y compiten con uniformes prestados no parece la mejor forma de impulsar el deporte. El fútbol zacatecano no crece en calidad deportiva por traer un partido de veteranos profesionales.
Nuestros artistas organizan festivales internacionales como en la edad media: con sus propios recursos y el apoyo de sus familias, mientras se invierten millonadas en “artistas” mediocres que solo reciclan la mediocridad. “Es lo que el pueblo pide” es un frecuente argumento. Y en efecto, un pueblo con educación deficiente, y con escaso acceso a la cultura, consumirá con gusto la basura que el mediatizador mercado le ofrece. No hay esfuerzos didácticos desde el gobierno por implsar formas menos primitivas de apreciar el arte,
Para garantizar la paz y la seguridad pueden ser necesarias las armas, pero no son ni el único instrumento, ni la herramienta más poderosa. Tal vez haga falta meditar un poco más, hasta entender, la máxima lopezobradorista: Abrazos, no balazos. La UAZ tiene también un papel que jugar, de lo me ocuparé en una próxima colaboración, y mediante propuestas concretas en el foro para la construcción del Plan de Desarrollo Institucional. Hasta pronto.