Por Juan Gómez
Tierra de migrantes, de grandes rezagos sociales, de carencias ancestrales que le han impedido un desarrollo más acelerado y acorde a las demandas de su crecimiento poblacional, Zacatecas es cuna de grandes artistas plásticos, escultores, escritores, poetas, narradores, fotógrafos, creadores de arte que han trascendido las barreras regionales.
La gran mayoría de los artistas zacatecanos han triunfado gracias a su talento y a su esfuerzo; simbolizan, muchos de ellos, el éxito personal, el premio a la perseverancia y al sacrificio.
Hay muchas historias que conmueven y que a su vez, enaltecen los méritos de estos hombres y mujeres que con su sensibilidad y tenacidad, han logrado trascender las barreras de lo local.
En contraste son pocos los gobernadores que han tenido visión para incorporar a la cultura en sus planes de desarrollo, en las políticas públicas, pues muchos mandatarios lo que procuran, por su estrecha visión, es poner plaquitas en algunos puentes, hospitales o edificios públicos, para que su administración trascienda.
Algunos se enfocan más en el reconocimiento por la inversión en obra pública, otros en el número de empleos que lograron o en los montos de inversión que realizaron, pero casi nadie atiende a la trascendencia del apoyo al fomento de la cultura.
El gobernador Miguel Alonso Reyes creyó que con la construcción del Centro CulturalToma de Zacatecas, lograría trascender su gobierno y recordada su gestión. Se equivocó. Su errática visión de la cultura lo llevó a construir el llamado Teatro al aire libreen el parque Arroyo de la Plata, un espacio circular con graderío y solitario, frío como el cemento que lo integra, en donde no se ha realizado ninguna actividad importante desde que concluyó.
Siempre que paso por el Centro Cultural Toma de Zacatecas me acuerdo de la banalidad de un gobierno, del cinismo gubernamental para inaugurar una mole de cemento con un concierto con el tenor Fernando de la Mora y la cantante Dulce, en medio de charcos y butacas húmedas por las goteras, pero abierto al público para colocar una placa que lleva el nombre del ex gobernador.
La actual administración está en la ruta de repetir los mismos errores del pasado pero con una gran diferencia: no tiene, por el momento, recursos para invertir en la construcción de algún espacio cultural.
La falla en la que está incurriendo es que la opinión pública desconoce cuál es la ruta, cuál es la visión o la política pública que se aplicará para el fomento de la cultura en Zacatecas.
Lo que observamos es una revisión de algunos festivales para su realización, pero desconocemos cuáles son los criterios para su organización y financiamiento.
Causa preocupación cuando nos enteramos que, por ejemplo, el Festival Internacional de la Narración y la Oralidad, que lleva 13 años de realizarse y que ha logrado posicionarse en el ámbito regional e internacional, está en serio riesgo de no llevarse a cabo. ¿Bajo qué criterio? Lo ignoramos.
En reciente entrevista con Pórtico Online el director del Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde”, el maestro Alfonso Vázquez Sosa, informó que no se cancelaría sino que se reprogramaría, pero no explicó fehacientemente cuáles eran los motivos y menos aún estableció una fecha para su próxima realización.
Si es por motivos económicos no hay justificación puesto que dicho festival es uno de los que comprenden más bajo costo para su puesta en marcha. La inversión que se hizo el año pasado fue de solo 600 mil pesos, cantidad que se pagó de manera extemporánea a los participantes.
Los responsables de la cultura en el actual gobierno priista no han logrado establecer y compartir con la sociedad cuáles son sus objetivos en cuanto al fomento a la cultura, pero lo que observamos es que prevalece el criterio unipersonal, las filias y fobias para incentivar y apoyar a los creadores de arte y en especial, a quienes trabajan de manera independiente.
El actual gobierno, según se observa, quiere el control de festivales y de espacios, pero no ha dicho cuál es su objetivo y menos aún, cuál es su propuesta o plan de trabajo.
El Festival Internacional de la Narración y la Oralidad no solo está arraigado en las plazas y callejones de la barroca Zacatecas, sino que a través de la fuerza de la palabra, ha trascendido al ámbito global.
A pesar de su importancia cultural y de su bajo costo, el citado festival pareciera no importarle al gobierno estatal, por la corta visión de una política cultural, a la que no vemos cuál es el rumbo qué pretende a un año de su gestión.
¿En materia de cultura se apuesta al criterio personal o a la apertura universal?
Al tiempo.