Por Juan Gómez (@juangomezac)
Director general de Pórtico.
Sin una identidad propia y sin liderazgos que, a excepción de López Obrador, logren aglutinar a la militancia, Morena transita en el escenario de la confrontación y la descalificación, mientras que la administración federal navega en medio de contradicciones que provocan un desgaste acelerado en la imagen presidencial.
La lucha entre la militancia de Morena se centra en estos momentos en dos escenarios que son estratégicos para la viabilidad del proyecto de largo aliento del presidente Andrés Manuel López Obrador: en la dirigencia nacional del partido y en el Poder Legislativo.
En ambos, las ambiciones, indisciplina y falta de identidad política, marcan la pauta en la transición de sendos escenarios.
Con un padrón de 3 millones 100 militantes que conforman a Morena, se renovará la dirigencia nacional bajo un ambiente de confrontación intestina. Estos son los aspirantes:
La actual secretaria general con funciones de presidenta, Yeidckol Polevnsky Gurwitz, muestra las huellas del cansancio y el desgaste de la confrontación al interior del partido, en el que pretende reelegirse el próximo 20 de noviembre, si es que es posible.
También se apuntan Bertha Luján Uranga, presidenta del Consejo Nacional de Morena; Mario Delgado, coordinador de los diputados federales y Alejandro Rojas, consejero nacional y suplente del coordinador del senador Ricardo Monreal Ávila.
Bertha Luján pertenece al primer círculo de confianza de López Obrador desde hace varios años, desde antes de que fuera su secretaria de la Contraloría del Distrito Federal (2000-2006). Fue la primera secretaria general de Morena cuando AMLO lo presidió en 2014. Es madre de la actual secretaria del Trabajo, María Luisa Alcalde Luján y se perfila como la favorita en la recta final de la contienda.
Hace apenas algunas semanas que el coordinador de la fracción parlamentaria de Morena en el congreso, Mario Delgado Carrillo, levantó la mano para dirigir a dicho partido a nivel nacional. Ha crecido de la mano de Marcelo Ebrard Casaubon, quien en diciembre de 2006 lo nombra Secretario de Finanzas del gobierno del Distrito Federal.
En tanto Alejandro Rojas Díaz Durán, es un político muy polémico al interior de Morena, en donde la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia le suspendió sus derechos como militante por tres años y lo inhábilitó para contender por algún cargo de elección popular, debido a las fuertes críticas en contra de la actual dirigente, Yeidckol Polevnsky y por supuestas calumnias en contra de ese partido.
Los aspirantes a la dirigencia nacional tienen un denominador común: provienen de las filas del casi extinto Partido de la Revolución Democrática.
La polémica que desató el pleito entre los senadores Martí Batres Guadarrama y Ricardo Monreal Ávila, puso de manifiesto la lucha por el control de la mesa directiva de la Cámara Alta, en donde el zacatecano impuso a la tabasqueña, Mónica Fernández con los votos de las diputadas del Partido Encuentro Social.
Mientras Batres pronunció fuertes descalificativos en contra de Monreal Ávila a quien llamó político faccioso, mientras que el presidente López Obrador en la conferencia de prensa mañanera refirió:
“El político que solo está pensando en cómo colarse no tiene futuro porque el pueblo ya es otro; el pueblo sabe quien habla con la verdad, quien tiene buenos sentimientos y se preocupa por ayudarlos y quien es un trepador, un oportunista, un politiquero”.
Después de ese pronunciamiento presidencial del que ninguno de los dos senadores se puso el saco, Monreal Ávila dio a conocer en una conferencia de prensa que había presentado su renuncia a la coordinación y a la Junta de Gobierno en el Senado, y que sus compañeros no le habían aceptado la dimisión.
El próximo jueves López Obrador hablará con ambos legisladores, en un escenario en el que aflora el conflicto interno, las pugnas por el poder y la correlación de fuerzas que tal parece, el presidente no puede controlar por el cúmulo de conflictos que tiene como jefe del Ejecutivo.
López Obrador está de “apagafuegos” pues también en el gabinete se cometen serios errores, como el dialogar y pactar con grupos armados compuestos por delincuentes disfrazados de “autodefensas” en Michoacán, Guerrero y Tamaulipas, como lo dio a conocer la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, lo que después fue desmentido por el presidente.
Desde hace varias semanas se habla de una eventual salida de la ministra en retiro, Olga Sánchez Cordero. Quizá este último incidente sea la gota que derrame el vaso en los próximos días, lo que engrosaría las renuncias en el gabinete de AMLO con apenas ocho meses en funciones.
Al tiempo.
@juangomezac