Por Juan Gómez
Director general de Pórtico.mx
El presidente Andrés Manuel López Obrador es muy claro en su ejercicio gubernamental: rinde su informe trimestral, pero no da a conocer las medidas económicas para contener los efectos económicos que causará el coronavirus en la planta productiva, empresarial, turística, cultural y social del país.
El presidente López Obrador ha ido cayendo en su imagen presidencial pero eso no le importa, como tampoco parece interesarle el daño que causará el coronavirus en la población en el ámbito económico.
El tabasqueño equivoca su estrategia al tratar de desviar la atención que tenemos todos los mexicanos sobre los efectos que causa el COVID-19 sobre nuestra economía, sobre nuestros ingresos y sobre las obligaciones fiscales.
El país se encuentra en un escenario totalmente diferente, no estamos en un momento normal para rendir un informe trimestral, sino que estamos en una situación de emergencia sanitaria que está afectando el dinamismo económico, en una sociedad aislada voluntariamente en sus domicilios, pero frenada en el ámbito laboral, industrial, comercial, aspectos que nos mantienen preocupados.
López Obrador está hablando para otro momento, no para el presente, lo cual evidencia su desconexión con los gobernados, de quienes parece no importarles la situación económica en la que se encuentran en estos momentos extraordinarios de emergencia sanitaria.
El presidente de la Republica tiene muy claro sus objetivos políticos de mantener el control social y electoral a través de sus programas gubernamentales, los cuales no sufren ninguna merma, pese a la problemática para la generación de empleos y la supervivencia de las pequeñas y medianas empresas, que son las que más oportunidades de empleo y riqueza generan en el país.
En su informe trimestral López Obrador solamente plantea un programa de estímulos fiscales en la zona fronteriza del país, y reitera que no se crearán nuevos impuestos, lo cual ya estaba contemplado en el Presupuesto de Egresos 2020, pero no habla de prórrogas para la declaración fiscal y menos aún, de exenciones tributarias por un tiempo determinado, de acuerdo a la duración de la pandemia y de la reactivación comercial y económica.
En cambio sus proyectos personales están firmes y financieramente sólidos: la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, del Tren Maya y de la nueva refinería petrolera de Dos Bocas en Tabasco.
En su informe subraya que la recuperación económica se dará a partir de la inversión pública en la generación de empleos y en el otorgamiento de créditos a empresas familiares, para lo cual se recurrirá a la utilización del fondo para la estabilización de los ingresos presupuestarios y de los recursos que se mantenían guardados en fideicomisos.
Fiel a su política de realizar “consultas” López Obrador anticipa que hay un consenso (naturalmente que no revela quién la hizo) y que se bajarán los sueldos de los altos funcionarios y se eliminarán los aguinaldos desde el cargo de subdirectores hasta el propio.
También especifica que se reducirán los gastos de publicidad del gobierno, viáticos, gastos de operación y se ahorrará en compras a proveedores.
Adelantó que la próxima semana dará a conocer un programa de inversión publica, privada y social, para el sector energético con un momento de 339 mil millones de pesos, pero no especificó qué programa se dirigirá a las pequeñas y medianas empresas, lo que ha provocado preocupación en las cámaras empresariales que ven con escepticismo las medidas económicas gubernamentales.
Para el presidente lo más importante son sus programas sociales que, de acuerdo a lo que dio a conocer en el quinto informe trimestral, este año se beneficiarán a 22 millones de personas, en tanto que con sobrado optimismo afirma que en nueve meses más, se crearán dos millones de nuevos empleos en este 2020.
¿Pero en qué condiciones está la industria y las empresas en el país? Con la paralización de las actividades productivas, sociales, culturales, turísticas y empresariales, es muy difícil que esos empleos, que probablemente se generen con recursos públicos, los pueda sostener una economía debilitada por la pandemia.
Sin embargo coincido cuando dice que la parte más difícil de la pandemia del coronavirus está por llegar a México, sobre todo en un escenario de fragilidad estructural y de recursos humanos en el sistema hospitalario, con escasez de productos clínicos y de medicinas, a causa de la demanda y acaparamiento de otras naciones que atraviesan por la misma crisis.
¿Llegamos tarde? ¿No nos preparamos con oportunidad?
El problema es que México, con los primeros niveles de obesidad y de enfermedades crónico degenerativas entre su población, sobre todo diabética, será muy difícil que resista los efectos de un virus que se expande rápidamente y que ataca con mayor agresividad a las personas que tienen este tipo de cuadros clínicos.
Mientras tanto en lo económico el sector empresarial del país muestra su pesimismo y decepción por el contenido del informe presidencial, en tanto que el mercado financiero y cambiario reacciona negativamente: el Peso se cotizó en 25.31 unidades frente al Dólar norteamericano este domingo.
¿Pronto nos daremos abrazos en las plazas públicas como dice el presidente?
Al tiempo.