Por Juan Gómez
Director de Pórtico.mx
El presidente Andrés Manuel López Obrador termina una semana con resultados negativos en la estabilidad de su administración, a causa de las renuncias que afloraron de manera intempestiva y por el caos en el que está sumergido el partido que fundó y que lo llevó al poder.
¿Qué es más grave, que se registren en 18 meses diez renuncias (siete en miembros de su gabinete y tres en organismos autónomos) o que la ex lidereza de Morena sea denunciada por presunta corrupción y lavado de dinero ante la Fiscalía General de la República?
Fue una semana para el olvido. El presidente registró en la semana que culmina un boquete en su administración, que muestra la fragilidad de su gobierno y el descuido del mandatario en su administración.
Todo empezó cuando el Conapred (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (creado en el 2003 por el presidente Vicente Fox) convocó a un foro sobre racismo y clasismo en México, para el cual invitó al youtuber, Chumel Torres, quien ha sido señalado en redes sociales por hacer comentarios discriminatorios, parodiando a personajes y circunstancias.
La que levantó la voz en su cuenta personal de Twitter fue la esposa del presidente, Beatriz Gutiérrez Müller, quien además le pidió al youtuber que se disculpara por las burlas que ha hecho a su hijo.
De inmediato el presidente López Obrador llevó el tema a su conferencia matutina en Palacio Nacional, en la que además irónicamente desestimó la existencia del Conapred y minimizó su trabajo en el ámbito nacional.
El presidente admitió que no sabía de la existencia del organismo y que desconocía hasta cómo se llamaba. También cuestionó su trabajo y resultados.
De inmediato la Asamblea Consultiva del Conapred se pronunció en contra de las descalificaciones del mandatario y le exigió que dotara de presupuesto suficiente al organismo para operar y horas después, su directora, Mónica Maccise presentaría su renuncia. Tres miembros de la asamblea lo harían también.
En ese lapso trascendió también la renuncia de Asa Cristina Laurell a la Subsecretaría de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud, por serios desacuerdos con Jorge Alcocer, el titular de la dependencia y por pretender desmantelar el área en la que se desempeñaba.
La renuncia de la Subsecretaria quizá sea una de las que más hizo mella en el mandatario, puesto que fue una de sus principales colaboradoras en el gobierno de la Ciudad de México, cuando se desempeñó como secretaria de Salud del gobierno capitalino.
El primer secretario de despacho que le renunció a López Obrador el año pasado fue el entonces Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien acusó la imposición de funcionarios inexpertos, lo que había derivado en la toma de decisiones de política pública sin sustento suficiente.
En ese contexto Urzúa denunció la influencia de personajes influyentes en la actual administración con un patente conflicto de interés para la imposición de servidores.
Por otro lado en mayo del año pasado el entonces director general del IMSS, Germán Martínez Cazares renunciaba a esa posición a través de una carta dirigida al presidente, en la que acusaba a funcionarios de la Secretaría de Hacienda de ejercer una influencia perniciosa en el instituto.
El ex líder nacional panista Martínez Cázares regresaría al Senado de la República en donde se incorporaría a la fracción parlamentaria de Morena sin estar afiliado a este partido.
En ese mismo mes de mayo la ex secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales, Josefa González Blanco, renunciaba a la dependencia luego de que fuera evidenciada en la red social de Twitter de retrasar el vuelo 198 de Aeroméxico, que llevaba la ruta de Ciudad de México a Baja California.
Los medios de comunicación consignarían también las renuncias de Tonatiuh Guillén López al Instituto Nacional de Migración; de Simón Levy Dabbah, a la Subsecretaría de Planeación y Política Turística de la Secretaría de Turismo (Sectur); de la ex Subsecretaria de Seguridad de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Patricia Bugarín Gutiérrez, así como de Clara Torres Armendáriz a la dirección de Estancias Infantiles de la Secretaría del Bienestar.
Diversos ex funcionarios presentaron también sus dimisiones en algunos organismos autónomos como Juan Carlos Zepeda a la Comisión Reguladora de Energía (CRE), quien sería sustituido por Guillermo García Alcocer por muy poco tiempo, por haber cuestionado las ternas que envió el presidente al Senado.
Otro golpe mediático y político vino del propio partido del presidente la semana pasada, cuando Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) presentó una denuncia penal en contra de su secretaria general, Yeidckol Polevnsky, ante la Fiscalía General de la República (FGR) por presunto daño patrimonial y lavado de dinero.
A inicios del presente mes Morena reinició la auditoría a la gestión de Polevnsky por el movimiento de 810.5 millones de pesos en la compraventa de inmuebles y por otorgar contratos por 433.4 millones de pesos.
Las renuncias al gabinete y en los organismos autónomos, así como el escándalo en Morena por presunta corrupción, son golpes políticos y mediáticos que causan una fuerte lesión y debilitamiento a la estructura del equipo del presidente y a su imagen en la conducción del país, en medio de los serios cuestionamientos por el manejo ineficiente de la pandemia del Coronavirus y el progresivo deterioro de la economía nacional.
¿Cuál será el costo político y electoral?
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