Por Juan Gómez
Director de Pórtico MX
Morena es el partido en México de más rápido ascenso al poder, pero también está evidenciando de manera acelerada las viejas prácticas y mañas de la política mexicana, en donde el presidente de la república es quien manda y decide los liderazgos y la estrategia electoral.
El triunfo de Mario Delgado muestra el rumbo que el presidente López Obrador le imprime no solo a su gobierno, sino a la sucesión en favor del canciller Marcelo Ebrard, quien de esta manera fortalece sus aspiraciones para contender en el 2024.
Empero está demostrado que a Morena le falta mucho para tener una estructura territorial, pues su fortaleza se monta en los hombros de un solo hombre que está llevando al país al centralismo presidencial.
La adhesión de la aspirante a la presidencia del partido, Yeidkol Polevzky y de Gibran Ramírez, quien por cierto había descalificado el resultado que daba ventaja a Porfirio Muñoz Ledo, marcó la ruta en favor de Mario Delgado estimulada desde Palacio Nacional.
El triunfo de Muñoz Ledo en el primer ejercicio y la ligera ventaja en el segundo, que fue considerado por el INE como un “empate técnico” prendió las sirenas de alarma en la presidencia, sobre todo cuando el diputado anunció que tomaría protesta en el partido como su nuevo dirigente.
Muñoz Ledo daba signos de ingobernable y además desnudaba políticamente a Ebrard por su presunta intromisión en el proceso de renovación de la dirigencia nacional.
Las fuertes diferencias entre Muñoz Ledo y Ebrard Casaubón tienen que ver en parte con el manejo de la política migratoria que hizo crisis con las caravanas de centroamericanos que llegaban en oleadas a México, ante lo cual el presidente Trump amenazó con imponer una política de aranceles a los productos de exportación nacionales.
En este ambiente en febrero de este año el canciller Ebrard informó que los cruces de ilegales en la frontera de México con Estados Unidos se habían reducido al 74%, lo que motivó las críticas del diputado de Morena Porfirio Muñoz Ledo, quien señaló que con la actual política migratoria, México es la cola de territorio estadounidense en vez de ser la cabeza de América Latina.
Encarrerados en la lucha por la presidencia nacional de Morena, Muñoz Ledo le dijo al diario español El País en septiembre del presente año, que pediría la expulsión de Ebrard del partido, en caso de llegar a presidirlo.
Después en otra entrevista por separado en Astillero sostuvo que el actual Secretario de Relaciones Exteriores (SER) se ha forrado de dinero –“posee una gran fortuna económica”- y que siendo un miembro del gabinete de AMLO está haciendo campaña para ser presidente.
Lo comentó así: Tiene muchísimo dinero, voy acabar subiendo las fuentes de las cuales tomó esto. Espero que no haya tomado dinero del gobierno de la Ciudad (de México), de eso no lo voy acusar porque no lo he investigado.
Muñoz Ledo es un político de 87 años que ha encabezado movimientos que han transformado al país y que lo han llevado a la alternancia, pero quizá olvidó los fuertes lazos políticos que unen a Ebrard y al presidente:
El 16 de marzo del año 2000 el entonces precandidato Marcelo Ebrard Casaubón del Partido de Centro Democrático (fundado por Manuel Camacho Solís, quien falleció en el año 2015) declinó a favor de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador para consolidar la Alianza por la Ciudad de México conformada con el PRD.
Después de esa declinación la carrera política de canciller caminó de la mano de Andrés Manuel López Obrador, quien lo apoyó para incorporarlo en su gobierno como secretario de Seguridad Pública y después como Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
Así que el triunfo de Mario Delgado no es fortuito, va de la mano de Ebrard con la anuencia de López Obrador, pero en el camino habrá que enfrentar la división intestina que dejó el proceso y el enfrentamiento con algunas expresiones insatisfechas y que se sienten traicionadas.
En esta victoria quien también tejió a favor de Mario Delgado es el zacatecano Ricardo Monreal Ávila, coordinador de la Junta de Coordinación Política del senado de la República, quien con este resultado ve el camino más despejado para seguir impulsando la candidatura al gobierno del estado de su hermano David y de su hija Catalina a la dirigencia estatal de Morena.
En el mejor de los escenarios el senador y ex gobernador zacatecano, quien nunca ha quitado el pie de influencia en la política interna del estado, se quedaría con todo para conducir la sucesión gubernamental de Morena en Zacatecas, y en el peor de los casos, se negociaría la propuesta estatal y se le dejaría el partido en el estado.
Así se va conformando el escenario para un partido que logró con rapidez la llegada al poder, pero que aún no puede institucionalizar su presencia, lo cual constituye una de sus más profundas debilidades.
Al tiempo.