Los dirigentes interinos de Egipto todavía están debatiendo cómo terminar con las protestas de los partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi, según informó el martes el periódico estatal Al Ahram, mientras seguidores del ex mandatario se enfrentaban con partidarios del nuevo Gobierno.
Una serie de enfrentamientos se produjeron en el centro de El Cairo cuando seguidores de Mursi fueron atacados mientras marchaban hacia el Ministerio del Interior, dijo un periodista de Reuters.
Partidarios del nuevo Gobierno instalado por los militares lanzaron piedras y botellas a los manifestantes pro-Mursi. La policía arrojó luego gases lacrimógenos a los defensores del líder depuesto.
Tras la reunión del Consejo de Seguridad Nacional a última hora del lunes, el diario Al Ahram citó fuentes presidenciales diciendo que las fuerzas de seguridad posiblemente acordonarían los campamentos de protesta islamistas en lugar de aplicar una acción más violenta que pueda generar derramamiento de sangre.
Los dos campamentos, uno en la plaza Al Nahda de El Cairo y el otro alrededor de la mezquita de Rabaa al Adawiya, se han convertido en el centro de la crisis política desde que el Ejército derrocó a Mursi el 3 de julio.
Miles de los seguidores de Mursi se han reunido allí, denunciando la caída del primer presidente elegido democráticamente en la historia de Egipto y diciendo que se quedarían hasta que fuera liberado de su detención y reinstalado en el poder.
Eso supone un problema para el Gobierno nombrado por los militares, que mantiene su plan de celebrar elecciones en nueve meses.
Algunos funcionarios desean evitar un desenlace sangriento, que perjudicaría los esfuerzos de presentarse como un Gobierno legítimo, mientras los partidarios de la línea dura en el Ejército y las fuerzas de seguridad temen estar perdiendo el respeto de los Hermanos Musulmanes -de la mano de quienes llegó Mursi al poder- y quieren entrar en acción.
“Las consultas continúan entre los órganos del Gobierno. El camino más probable es rodear las dos acampadas, ahogarlas en vez de (lanzar) una intervención de seguridad que podría causar víctimas”, informó Al Ahram.
Los esfuerzos internacionales para resolver la crisis colapsaron la pasada semana. Mediadores extranjeros dicen que los Hermanos Musulmanes deben aceptar que su líder no regresará al poder.
Al mismo tiempo, las nuevas autoridades deben traer al grupo de vuelta al proceso político, dicen.
Mursi llegó a la presidencia en junio de 2012 tras unas elecciones que fueron consecuencia de la caída del autócrata Hosni Mubarak por un levantamiento popular el año anterior.
Pero no consiguió lidiar con la profunda crisis económica y preocupó a muchos egipcios con sus esfuerzos aparentes de islamizar el Gobierno del país árabe más poblado del mundo.
El Ejército lo derrocó en medio de enormes manifestaciones contra su poder. Mursi y otros líderes de los Hermanos Musulmanes están ahora en la cárcel.