El futuro de Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) pende esta semana de un hilo, mientras negociadores de Estados Unidos, Canadá y México tratan de resolver diferencias importantes sobre la renovación del pacto que el presidente Donald Trump ha amenazado con abandonar.
Altos funcionarios de los tres países se reunirán en Montreal durante una semana a partir del martes, en la sexta y penúltima ronda de conversaciones para modernizar el TLCAN de 1994.
Trump, quien asumió el cargo el año pasado y se comprometió a deshacer lo que describió como “desastrosos” acuerdos comerciales, se ha referido al TLCAN como extremadamente injusto para Estados Unidos y sus trabajadores.
Canadá y México, que inicialmente descartaron la mayoría de las demandas de Washington como impracticables, ahora dicen que hay margen de maniobra. Pero eso aún puede no ser suficiente para satisfacer a Trump y a sus funcionarios.
Las amenazas de Estados Unidos de abandonar el TLCAN, que sustenta gran parte del comercio trilateral de más de 1 billones de dólares al año, han puesto nerviosos a los mercados. Se espera que las conversaciones finalicen en marzo para evitar que se junte con las elecciones presidenciales de México en julio.
Trump, quien culpa al TLCAN por la pérdida de cientos de miles de empleos manufactureros en Estados Unidos, tuiteó el jueves que “¡el TLCAN es una mala broma!”.
Un consejo que asesora sobre el TLCAN a la canciller canadiense, Chrystia Freeland, concluyó que es muy probable que Washington anuncie que quiere salirse del pacto.
“Todavía hay una pizca de optimismo, pero tengo que decir que el consenso general (…) es que no, sino cuando va a cancelarse”, dijo Rona Ambrose, miembro del consejo y exministra canadiense a la televisora local CTV.
El pesimismo contrasta fuertemente con la gran mayoría de economistas consultados por Reuters que apuestan a que el tratado se renegociará con éxito.