Por Juan Gómez
Director general de Pórtico.mx
El control sobre la seguridad en el país se le ha ido de las manos al presidente Andrés Manuel López Obrador. Al inicio de su segundo año de gobierno el feminicidio también se eleva de manera exponencial, a grado tal que en este momento, no solo es un reclamo de organizaciones feministas, sino que ha contagiado a un gran sector de la población en general, por los altos índices de criminalidad que registra el país.
La estrategia del mandatario para atajar esta oleada de inseguridad ha sido errónea, al manejar solamente un discurso polarizante sobre los problemas nacionales que enfrentamos en esta administración: descalificar.
“El nueve ninguna se mueve” nació como un grito desesperado en las redes sociales y organizaciones feministas, no solo como un reclamo sino como una demanda al gobierno federal, para que ejecute una acción que detenga los asesinatos en contra de mujeres en el país.
El llamado tiene sustento en una realidad cotidiana que va en aumento. En los últimos cuatro años el feminicidio incrementó en nuestro país 111 por ciento, y su perspectiva se manifiesta a la alza.
De acuerdo a informes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se estima que seis de cada 10 mujeres mexicanas, han enfrentado algún incidente violento durante su vida y que el feminicidio solo es la representación más extrema de ésta.
La violencia de género antecede al feminicidio que constituyó una tasa de 0.7 por cada 100 mil mujeres durante 2015 (lo que se tradujo en 411 casos) pero en el 2018 registró una tasa de 1.48 por cada 100 mil mujeres, lo que equivalió a 891 asesinatos. Más del doble en solo tres años.
¿Qué sucedió en el 2019 con el fenómeno criminal del feminicidio?
Durante el año pasado aumentó en 12.8 por ciento el número de mujeres asesinadas en el país, por lo que este 2020 despertó la protesta social que se radicalizó, sobre todo en la Ciudad de México.
El descuartizamiento de una mujer a manos de su pareja y el cruel asesinato de la niña Fátima de siete años de edad, desataron una ola de ira y horror en el país, principalmente entre las mujeres, quienes observan que el gobierno no actúa para frenar los crímenes y abusos.
El año pasado nació y se viralizó continentalmente el video “El violador eres tu” creado por un colectivo de mujeres chilenas para protestar por la violencia en contra de las mujeres, pero el arranque del 2019 se promueve un paro nacional en México, que muestra la incapacidad gubernamental para frenar los asesinatos de mexicanas.
El problema tiene una franca y preocupante tendencia a la alza: en 2017 murieron diariamente nueve mujeres por agresión intencional y en el 2018 fueron 10 las féminas asesinadas en promedio diario, de acuerdo a datos del INEGI. En 2019 registraron 916 feminicidios.
Este año el problema se le fue de las manos al presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando las protestas de organizaciones feministas llegaron hasta Palacio Nacional, en donde grafitearon “Estado feminicida” para demandar la aplicación de una estrategia que frene la ola de asesinatos y de agresiones en contra de las mujeres mexicanas.
Pero lejos de presentar un plan nacional de ataque integral en contra de los asesinatos de mujeres, tanto dolosos como de carácter feminicida, el presidente López Obrador improvisó una especie de “decálogo” para responder a la violencia feminicida, durante una conferencia de prensa mañanera.
Pero el conflicto y la rabia social siguió creciendo en las calles, en las redes sociales y en la mayoría de los medios de comunicación, por lo que el Ejecutivo nacional culpó al “Neoliberalismo” como la raíz de la violencia que se vive en el país.
Todo el mes de febrero se ha caracterizado por la protesta, la rabia y el encono principalmente femenino, por lo que organizaciones civiles convocaron a un paro nacional de mujeres denominado “#El nueve nadie se mueve” que ha calado hondo en la sociedad en general y que motivó que la esposa del presidente, la doctora Beatriz Gutiérrez Müller, se pronunciara de inmediato a favor en su red social personal, pero horas después dio marcha atrás al apoyo al publicar “#Noalparonacional”.
Fue entonces cuando el presidente de la República atajó la protesta femenina en una gira de trabajo en Sahuatenipa, en donde dijo desconocer por qué su esposa cambió de decisión, para de inmediato puntualizar: lo que sí les puedo decir es que son muy hipócritas los conservadores, la verdadera doctrina del conservadurismo es la hipocresía y también son muy oportunistas, son muy dados a aprovecharse del dolor de la gente.
¿La manifestación es dirigida por los conservadores? Se le cuestionó al mandatario y respondió:
“Sí, ellos son los que considero están impulsando este movimiento, el conservadurismo y están en contra de nosotros”.
El presidente enfrenta una verdadera crisis de violencia en general y de feminicidios en lo particular, pero intenta zanjar el problema solamente en lo mediático, en la construcción de un discurso polarizante y descalificador, pero no ofrece un plan de acción para contener la hemorragia de un país que empieza a mostrar los estertores con una movilización social nacional.
El país se desangra pero de acuerdo a la visión presidencial, todo es culpa del Neoliberalismo y de la derecha, del conservadurismo.
¿Esto resuelve el problema o al menos lo coloca en vías de solución?
La respuesta es no.
El feminicidio puede ser el “Ayotzinapa” de un gobierno que llegó con un alto índice de popularidad, con una votación histórica y extraordinaria, en medio de una esperanza de cambio en el país, pero que hoy empieza a decepcionar.
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