Por Thomas Hillerkuss
Actualmente, el tema dominante de nuestras conversaciones es el COVID-19, sus estragos, sus posibles consecuencias y todas las restricciones que afectan nuestra vida cotidiana. Los noticieros de la televisión, los periódicos y la WEB nos inundan con opiniones y cifras de lo más alarmante, así como, una total minimización del problema: “no se preocupen, todo está bajo control”. Hay comentarios contradictorios y las interpretaciones de políticos y especialistas del tema cambian de un día al otro, lo que confunde todavía más sin proporcionar una versión clara y realista de los hechos.
El colmo son los “fake news” o noticias inventadas acerca de medicamentos que nos protegen contra tal amenaza y curas milagrosas que desvían nuestra atención de lo esencial, no sabemos cómo protegernos y nos lanzamos a la búsqueda de una o varias panaceas.
También “se mezclan manzanas con peras” cuando se refieren a las medidas –al parecer– exitosas: por ejemplo, se comparan a países desarrollados como Austria, en Europa, con Haití o Nicaragua, dos de las naciones con menos recursos económicos del continente americano. Y todos escuchamos sabias palabras: “yo no confiaría en estadística alguna si no fuera yo mismo quien la manipuló”. Ante estas situaciones nos preguntamos: ¿Qué hacer frente toda esta mala o nula información o información no creíble, desvirtuada y manipulado con fines políticos, la mayoría de las veces muy poco honesta, ¿El ciudadano común tiene una opción que le permita escapar a este dilema entre alarmismo y minimización? O ¿Es posible informarse sin ser desinformado y adquirir una visión propia?
Por fortuna existen fuentes a nuestro alcance aunque con limitaciones e incluso con manipulaciones políticas evidentes: cifras acumulativas que se publican en tiempo real en una página de la WEB del Centro de Investigación del Coronavirus de la Escuela de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins, EEUU (https://coronavirus.jhu.edu/map.html), con actualizaciones de dos a seis horas. Desde hace más de tres meses sus empleados recaudan, de todo el mundo, las últimas cifras a que pueden tener acceso. Se refieren a los infectados, los fallecidos a causa del virus –entre casos seguros y probables–, así como, de los recuperados que de acuerdo a los EEUU se les hizo una prueba confiable de acuerdo a los estándares médicos.
¿Pero cómo hay que leer esta página y sus datos? La página de internet el periódico local IMAGEN, en su portada, ha instalado una liga fija, supongo que pocos tomamos la decisión de conocerla, y cuando lo hacemos la página está en lengua inglesa, sin opción de una traducción al castellano. Además, son incontables las páginas en la que se puede navegar para conocer la pandemia que amenaza al mundo.
Sin embargo, después de tomarme el debido tiempo me consta que es un excelente recurso para conocer la situación mundial sobre el COVID-19 y lo que ha pasado hasta el momento y lo que nos espera en un futuro a corto plazo. Por eso quiero proponer una aproximación metodológica para acercarnos a la lectura de la página WEB mencionada, dando primero un pequeño manual con las traducciones necesarias acerca de los rubros que me parecen más relevantes:
- La columna a la izquierda de “Total Confirmed” (casos confirmados según país, región o territorio más o menos soberano), todo con cifras en color rojo, nos permite conocer los casos de infecciones reportados “hasta el momento” (bajo esta columna, aparecen la hora y la fecha de la última actualización, para nuestro caso la publicación del 23 de abril, a las 12:51 p.m.). Estábamos arriba de 2.6 millones de casos, y el país más afectado son los EEUU con 854 mil, le seguían España, Italia, Francia, Alemania y la Gran Bretaña, que ya llegaron al nivel de contagio entre 139 y 213 mil, naciones cuyo sistema de salud tiene una cobertura suficiente para detectar a muchos enfermos o contagiados. Los otros países que los seguían fueron: Turquía, Irán y más abajo Brasil, que no precisamente cuentan con estos medios tan necesarios y cuyo total de casos por eso debe ser mucho más alto; en cuanto a China y Rusia, por causas políticas, dudamos si sus estadísticas son confiables.
- Todas estas condiciones adversas se hacen secundarias si pasamos 1) a la curva gráfica en amarillo que aparece en la esquina derecha, la cual nos revela mediante curvas, el total y por país los casos confirmados en todo el mundo, a partir del 22 de enero del presente año (Confirmed); 2) el crecimiento logarítmico (que es una escala de medida que utiliza el logaritmo de 10 de una cantidad física en lugar de la propia cantidad, es decir, se observa en la curva una duplicación de 10 a 100, de 100 a 1,000, de 1,000 a 10,000, etc.), dando como resultado curvas que para nuestro interés práctico no nos explican mucho y que pueden llevarnos a una interpretación completamente equivocada; más bien, sirven para precisar el momento del salto de una epidemia regional a una pandemia mundial (Logarithmic); 3) y en la tercera opción, la más significativa, vemos los altibajos de los casos en un conteo día por día (Daily Cases).
- Arriba de las curvas hallamos una larga columna en blanco, con las cifras más dolorosas, la cantidad total de fallecidos a nivel mundial y enseguida por país o espacio político. Supuestamente el primer lugar lo ocupa Italia, con más de 25 mil muertos, pero en realidad son los EEUU con 49,972. Eso se puede ver cuando en la primera columna a la izquierda, con el ratón se pica US. Pero ya nos estamos ocupando de las sobremencionadas “peras y manzanas”, ya que Italia apenas cuenta con 60 millones de habitantes y los EEUU con casi 330 millones.
- En la misma columna con las cifras en blanco, tocando la palabra “Recovered” (recuperados), hay cifras en color verde que nos permiten ser un poco optimistas, ya que en Alemania, por ejemplo, de los más de 151 mil infectados dos tercios de los contagiados fueron curados; en España, uno de los países más afectados, alrededor de 42 %; pero en los EEUU, y eso es un dato muy negativo, ni siquiera 9 %. A estos resultados llegamos si comparamos el número de los infectados con el de los recuperados. Sólo que de nuevo estamos cerca de las “peras y manzanas” en atención que en Europa la ola del virus llegó antes que a los EEUU, por lo cual este último aún no puede llegar a este porcentaje alto de gente nuevamente sanos.
- El mapa es bastante fácil de interpretar y refleja, mucho de la realidad actual: hay tres grandes focos en que los círculos rojos cubren casi todo: Asia Oriental, donde se originó la pandemia; Europa del sur y central, que fue la segunda región que resintió su impacto, primero en Italia, España y Francia, y poco después en Alemania, Austria, Suiza, Bélgica, Países Bajos, Islandia y Portugal y, finalmente la Gran Bretaña, Irlanda, los países nórdicos y Europa oriental. Como el tercer gran centro de infecciones, los EEUU, no sólo en Nueva York sino en todo su territorio con excepción de pequeños enclaves en la parte occidental y en Alaska. Debemos también prestar atención al Medio Oriente, especialmente a Irán, Irak, Turquía e Israel; Asía del sur y suroriental, donde sobresalen Pakistán, India, Malasia, Singapur e Indonesia; y ahora también América Latina y Australia. Siendo África el último continente que será invadido por esta desgracia, a sabiendas que es el menos preparado para enfrentarla. Los Active Cases (casos activos), por el momento no se distinguen en mucho de los casos confirmados, ya que aún estamos cerca del 92 %. Más interesante es la Incidence Rate (tasa de incidencia), que nos dice cuántas personas de cada 100,000 se han enfermado con el COVID-19, donde lideran Nueva York (1,564), San Marino (1,476), (New Jersey (1,079) y Andorra (935). Por igual tenemos que centrar nuestra atención al mapa acerca de Case-Fatality Ratio (tasa de fallecidos por cada 100 enfermos), donde están en la cima Nicaragua (20 %), Bélgica (15,16 %), Francia (13,60 %), Gran Bretaña (13,50 %), Zimbabwe, Mauritania y las Islas Marianas del Norte (14.29 %) y Italia (13.45 %). Pere debemos tomar en cuenta que en los países del llamado Primer Mundo existen mucho más medios para fijar con precisión la causa de muerte.
- Pero regresemos de este recorrido más bien informativo a lo sustancial de nuestro interés: a las curvas y columnas del casillero a la extrema derecha, donde con un retardo de entre 5 y 15 días, que corresponde al plazo entre infectarse y las primeras síntomas, para cada unidad política independiente o con cierta autonomía se puede observar de manera facilísima el comportamiento del COVID-19 y cuál es su tendencia. Veamos unos ejemplos.
- España: la curva de los infectados totales lentamente empieza a aplanarse, pero sin tendencia clara todavía. Los casos nuevos, después del pico absoluto del 25 de marzo, es un fuerte sube y baja, pero poco a poco va disminuyendo.
- EEUU: desde finales de marzo su curva de casos totales se dispara hacia arriba, y no se aprecia donde terminará. Los casos nuevos, desde el 4 de abril empiezan a estabilizarse, pero aún no se ve que bajen, lo que es una señal de alarma para no retroceder todavía en las medidas de protección y confinamiento.
- Nueva Zelandia: su curva de contagios se ha aplanado casi por completo, los casos nuevos, después de cifras significativas entre el 22 de marzo y 10 de abril, está acercándose a cero. Su gobierno local, junto con su población, hicieron un pacto y manejaron de las políticas más restrictivas de todo el mundo, pero fue el más exitoso y cuyo efecto se hizo patente en apenas unas pocas semanas: al parecer lo tienen totalmente bajo control.
- México: aunque hasta ahora se han reportado, en comparación con los países mencionados, pocos casos oficialmente confirmados, la curva se dispara hacia arriba casi de forma vertical; y los casos de infecciones diarios, desde el 5 de abril siguen en aumento sin parar.
Con lo que se confirma la experiencia de lo acontecido y sostenido por muchos, sin ser alarmista: en América Latina y en México también, lo peor aún está por venir.
Yo, al menos, me quedaré en casa y no voy a jugar a la ruleta rusa con mi vida, porque es la única que tengo.