Por Juan Gómez
Director general de Pórtico.MX
Es muy difícil, diría que imposible, condensar la historia política en un solo libro, pero es mejor intentarlo y dejar un testimonio -aunque sea parcial- de lo vivido en una etapa que haya sido si no un parteaguas, sí un referente de la vida democrática de una sociedad.
Pocos libros se han escrito sobre la historia contemporánea de Zacatecas, lo que constituye una deuda con la sociedad, pero también una deuda con las nuevas generaciones que no tendrán la oportunidad de conocer algunos factores que contribuyeron a la construcción del presente.
Este día el ex gobernador de Zacatecas Ricardo Monreal Ávila presentó su libro número 28 al que tituló “La Infamia” en el que hace referencia a distintos actores políticos que de alguna u otra forma, participaron en la alternancia que vivió el estado a partir de 1998, cuando el PRI dejó el poder después de más de 70 años de gobernar.
El libro del actual senador de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) y coordinador de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República, hace especial énfasis en la guerra sucia desatada en su contra a partir de su dimisión al PRI después de 20 años de militancia, a causa de la disputa por la candidatura al gobierno del estado.
Aunque han transcurrido 23 años de la renuncia del entonces senador Monreal Ávila al Revolucionario Institucional en 1997, se desencadenó una guerra sucia en contra del político zacatecano orquestada por funcionarios del entonces gobernador cetemista, Arturo Romo Gutiérrez, quienes también arremetieron en contra periodistas de Zacatecas para descarrilar la difusión mediática del movimiento antipriista y desprestigiar al político fresnillense.
Aquella estrategia fue la base para otros episodios como el que se refiere en el libro de marras, cuando durante la administración de la gobernadora perredista, Amalia García Medina (2004-2010), la Agencia Especializada en Delitos contra la Salud de la extinta PGR (Procuraduría General de la República) se generó un operativo policíaco para desmantelar la deshidratadora de chile propiedad de sus hermanos Cándido y David Monreal Ávila.
Durante el operativo se decomisaron 14.5 toneladas de marihuana aquel 22 de enero de 2009 en la comunidad de Río Florido, en donde también se detuvieron a presuntos sicarios del Cártel del Golfo que secaban y empaquetaban la droga, según se reportó. La averiguación previa quedó registrada bajo el número PGR/ZAC/128/II/CS/2009.
En aquella ocasión el entonces senador y coordinador del Partido del Trabajo en el Senado (era la segunda ocasión que llegaba a la cámara alta) convocó a una conferencia de prensa en la que responsabilizó de los hechos a la mandataria estatal, Amalia García y a su hija, Claudia Corichi García, quienes, según dijo Monreal Ávila, pretendían manchar la imagen de su familia como parte de una estrategia electoral rumbo a la sucesión de la gubernatura del 2010.
Desde entonces la mancha de una presunta vinculación con el narco acompaña a la actividad política del legislador zacatecano, quien argumenta que jurídicamente nada le ha sido le comprobado, sino que se ha utilizado para contrarrestar su avance en la política y como instrumento de venganza en contra de su familia.
Coincidentemente la presentación que hoy hizo el senador por Morena de manera virtual, se da en un momento de la sucesión gubernamental en la que su hermano David Monreal, coordinador nacional de Ganadería, engrosa una amplia baraja de aspirantes a suceder al priista Alejandro Tello Cristerna.
En política no hay coincidencias, sino preferencias.
La presentación virtual del libro me recuerda algunas otras publicaciones sobre la vida democrática de Zacatecas, como aquella que coordinó el maestro Manuel Ibarra Santos y que se tituló “La transición política de final de siglo. El caso Zacatecas” editada el 31 de octubre de 1998 en la que participamos con el prólogo y las aportaciones de: Amalia García Medina, Pedro de León Mojarro, Pedro de León Sánchez, Ramón Medina Padlla, Rodolfo García Zamora, Gustavo de la Rosa Muruato, Raúl Delgado Wise, José Enciso Contreras, Héctor Rodríguez Ramírez, Filomeno Pinedo Rojas, Miguel Moctezuma, Francisco García González, Alejandro Valdez Díaz y Francisco Muro González.
En esta publicación multidisciplinaria y oportuna, se reflejan los distintos puntos de vista -académicos, periodísticos y políticos- sobre un momento histórico en la vida democrática del estado.
Por otro lado también el ex gobernador Genaro Borrego Estrada presentó en octubre de 2016 un libro de su autoría al que tituló “Carta a Zacatecas” en el que hace una reseña llena de nostalgia y melancolía sobre su sexenio.
La publicación contiene datos importantes sobre la obra sexenal del ex mandatario, así como la participación de sus principales funcionarios pero también, hace referencia a momentos importantes de su administración con un toque reflexivo y crítico.
Por ejemplo cita lo siguiente: “La política no debe seguir siendo un refugio de ambiciosos, insensibles e incongruentes que abrazan esta noble actividad para obtener riqueza fácil y poder arbitrario y frívolo”.
Y aún más: “Estás endeudado y pobre, Zacatecas. No es justo. Tus jóvenes están desesperados. El principal empleador es el gobierno y las voces de tu gente se encuentran acalladas con la amenaza del despido o la reprimenda a veces muy cruel. Solo prosperan los incondicionales y solo hay justicia para los serviles. ¿Ya basta, no crees?
Estas últimas frases llevan una dedicatoria tácita para el ex gobernador Miguel Alonso Reyes.
Estas lecturas son obligadas para ubicar el escenario de la política contemporánea zacatecana y del país, sus transiciones, conflictos y reyertas que han dejado una huella en la vida política, social, económica y cultural del estado.
El próximo libro está por escribirse, seguramente.
Al tiempo.