Zacatecas, Zac.- Las doctoras Cristina Alcalá y Fátima Martínez, asignadas al 911 desde que comenzó la pandemia de COVID-19, encabezan un grupo de mujeres especialmente capacitadas que han brindado orientación y contención a miles de personas ante la amenaza del nuevo virus.
La labor de este equipo, que se encuentra tras la línea del servicio telefónico de emergencias, ha contribuido a evitar la saturación de los servicios hospitalarios en la entidad, al constituir el primer filtro de muchos que sospechan que están contagiados, guiar a quienes pasan la enfermedad en casa y, en general, orientar a las personas interesadas en las medidas para cuidarse y cuidar a los suyos.
Cristina Alcalá, forma parte del personal médico de la Secretaría de Salud de Zacatecas (SSZ) y fue asignada para la atención de COVID-19 desde el inicio de la contingencia, para lo cual recibió preparación especial para atender a quienes refieren ciertos síntomas o necesitan información específica.
La mayoría de los casos se pueden atender desde sus domicilios de manera satisfactoria, con cuidados generales o algunos medicamentos específicos que es posible comprar, incluso, sin receta. Les damos recomendaciones como: utilizar el cubrebocas, la sana distancia, el lavado frecuente de manos y ciertas adecuaciones, de acuerdo a cada caso, manifestó.
En una jornada común en el 911, el personal responde llamadas no sólo del estado -principalmente de Zacatecas, Guadalupe, Fresnillo y Calera, la mayoría hombres-también de otras entidades. A todos les dan información, pero también los orientan para comunicarse con las instituciones de salud y facilitan este contacto con personas que se encuentran en estado grave, para que reciban una ambulancia y la atención médica que necesitan.
Ante el aumento de casos positivos, Alcalá destacó la importancia de que toda la población acate las medidas preventivas en las que han insistido las autoridades, especialmente, las personas que están expuestas a mayor contacto con otras.
“Recibimos llamadas de personas que no se están cuidando y permanecen en lugares públicos; es muy importante para el bien de su familia y de la comunidad que las acatemos para evitar más contagios”, recalcó.
Quienes atienden las llamadas se encuentran, frecuentemente, con personas preocupadas, ansiosas, con algún nivel de estrés, a quienes, como parte de la estrategia de atención integral, las ponen en contacto con quienes les pueden brindar apoyo psicológico.
“Sabemos que al otro lado de la línea esta alguien que necesita ayuda”, afirma Alcalá.
Refiere que en su caso, como personal de salud, su experiencia profesional en esta pandemia es satisfactoria porque ayuda a la gente; puede aplicar los conocimientos adquiridos en una carrera de corte humanista para saber cómo tratar a las personas y comunicarse con ellas.
“Es un gozo poder ayudar”, asegura.
El reto, un buen diagnóstico a distancia
Fátima Rosalía Martínez Ramírez, es médico general con 10 años de experiencia, antes de la pandemia laboraba en las oficinas centrales de la Secretaria de Salud y ahora apoya en el 911.
Para ella, el mayor reto es establecer el diagnostico vía telefónica, porque no estar ante el paciente físicamente dificulta observar sus signos y realizar más rápido la evaluación. Ahí entra en juego la experiencia y la inteligencia para interrogar, al igual que el oído, por ejemplo, para detectar dificultades para respirar.
“Tratamos de hacer lo mejor posible, dar una buena orientación y por si es que llegan a necesitar el tratamiento hospitalario”, dijo.
La capacitación que recibieron les permite detectar a pacientes sospechosos y manejar la situación, añade Martínez Ramírez, quien reconoce el respaldo que se brindan entre operadoras, médicas, así como el que les dan los supervisores y, en general, de la SSZ y el Sistema de Emergencia.
Ella, y el resto del equipo, debe enfrentarse a las distintas situaciones que presenta cada persona, por ejemplo, a la capacidad de captar indicaciones, la tranquilidad con la que las reciben, etcétera.
Relata que hay quienes expresan pánico porque les van a realizar la prueba y es difícil comunicarles que el procedimiento es necesario para designar al personal adecuado para realizarla dependiendo, específicamente, de la sintomatología que presentan.
Por otra parte, también deben informar a las personas que la prueba no se realiza a todas, que deben esperar a que les llamen para programarlos y que les indiquen el tratamiento.
Al colgar, no les queda más que confiar en que fueron capaces de comunicarse adecuadamente y que, del otro lado de la línea, seguirán las instrucciones.
“Le damos la consulta, indicamos el medicamento, pero tampoco tenemos la certeza si el paciente sigue nuestras indicaciones al pie de la letra”, dice Martínez Ramírez.
El ajetreo en las instalaciones del 911, específicamente, entre quienes atienden COVID-19 tiene diferente intensidad. Hay días con más llamadas que otros; han registrado hasta 50 llamadas en uno solo, de esas, unas 30 pueden ser casos sospechosos. También hay momentos en que no es posible contestar porque todo el personal del turno está ocupado; quien esté disponible primero deberá devolver la llamada.
Las condiciones “normales” laborales desaparecieron; el personal trabaja indistintamente en los turnos matutino, vespertino o nocturno, según les asignen, a veces, los fines de semana, y debe pasar más de ocho horas sentado.
Es por ello que Martínez Ramírez solicita a la población que siga las indicaciones del personal de salud y no baje la guardia. Le recuerda a los zacatecanos que hay quienes no creen que el virus existe, hasta que tienen un familiar enfermo.
“Debemos pensar en nosotros para así cuidar a nuestra familia. Es importante recordar que cada día que salimos tenemos un riesgo, estamos expuestos y un mínimo descuido o tener contacto con alguien que no sea responsable, nos pone en peligro a todos, porque luego regresamos al hogar”, añade.