Laura Gemma Flores García
CA-UAZ-1712 Teoría, historia e interpretación del arte
Se define a la comedia ligera como una pieza teatral generalmente intrascendente por su tema o por el tratamiento de éste. La comedia ligera, como subgénero de la comedia, no se enfoca en hacer reir, sino en plantear situaciones que se acercan a la comedia de enredos y ésta lleva a desenlaces raramente esperados por el espectador, como es el caso que nos ocupa. Hace unos días se presentó en el Teatro López Velarde de Zacatecas la puesta en escena “No te vayas sin decir adiós”, guion escrito por Oscar Ortiz de Pinedo, producida por su padre Jorge Ortiz de Pinedo y dirigida por Enrique Singer. La pieza teatral, promocionada por el Grupo ODEP como la obra con la que el primer actor Juan Ferrara ha decidido retirarse de los escenarios, se estrenó el pasado 16 de agosto 2024 en el Teatro Rafael Solana del Centro Cultural Veracruzano y dio la vuelta por el país, presentándose en nuestra capital el pasado viernes 21 de febrero. Con un lleno total, derivado sin duda de la imagen del prestigioso actor jalisciense, heredero de la actriz española Ofelia Guilmáin y hermano de la también actriz Lucía Guilmáin, colmaron el teatro. La humildad con que el primer actor – con una trayectoria de 60 años en la pantalla chica, 25 películas y quien en los años 80 se presentara aquí mismo con la obra Cena de Matrimonios – decide retirarse, transmite el respeto con que un actor mexicano de tal envergadura dialoga con su público. Las características de la pieza teatral responden a diálogos sencillos, zonas de silencio y salidas frecuentes del protagónico para dar pie a los parlamentos de los actores secundarios. La obra se caracteriza por el cruce de interacciones entre los comediantes, pero también por las frecuentes improvisaciones del primer actor. Su intervención en la pieza, de hecho, se separa de la de los otros por estrechos rasgos de monólogos donde el espectador podría esperar más lucimiento de Juan Ferrara; sin embargo la intervención de los micrófonos (cosa pocas veces admisible en las puestas teatrales) distorsiona las verdaderas interjecciones y la naturalidad del monólogo interior del autor, si nos atenemos al método stanislavsky. La puesta en escena se concreta en presentar un discurso social y el lenguaje actoral de todos los ejecutantes responde a un estilo gestual-verbal sobradamente llano, con un ritmo que a veces se cae, una que otra sobre actuación y lapsos de silencio injustificados. Adaptada a los tiempos actuales, presenta un clímax o nudo de mayor tensión que se destraba fácilmente sin rigidez; en donde tendría que haber una solución expuesta por el protagónico (pero esta responsabilidad se la debemos al escrito y no al actor). En resumen, el montaje de un solo acto permite la cercanía entre el actor y su público que quedó expectante al constatar que la narración había durado exactamente una hora treinta minutos. Quizás tendremos que esperar a disponer de espacios enteramente propicios para presenciar puestas de mayor carácter, con requerimientos más sofisticados y la promesa cumplida de salir ampliamente satisfechos al haber presenciado una trama atrapante y diálogos con temperamento que conduzcan a hacer palpitar, estremecer y vibrar al público, porque esto es el teatro… pero ese es motivo de otra reflexión.
Referencias:
FB Bajo los Reflectores
https://juanferrara.com/index.php?p=biografia