Por Juan Gómez
La Universidad Autónoma de Zacatecas “Francisco García Salinas” vive una nueva etapa y con ello, el rector Ángel Román Gutiérrez, tiene la oportunidad del cambio sustancial, sin demagogia, sin simulaciones, que privilegie lo académico sobre lo político, la investigación, sobre las rencillas y la extensión cultural sobre los intereses gubernamentales.
El pasado seis de septiembre, durante la sesión solemne del Consejo Universitario en la que rindió protesta, el rector ofreció una disculpa pública a la comunidad universitaria, a las familias zacatecanas y a la sociedad en general, “por los agravios cometidos en el pasado que atentaron contra los valores de la institución”.
¿Cuáles son esos agravios en el pasado?
Sin duda, el doctor Ángel Román Gutiérrez hizo referencia a la memoria colectiva que nos remota al delito por el que fue juzgado y sentenciado su antecesor, Rubén Ibarra Reyes, acción delictuosa inédita, no solo en el ámbito histórico académico zacatecano sino en el nacional, puesto que además, es un hecho que trascendió globalmente.
Lo acontecido no se puede minimizar: se trata de un rector en funciones que cometió un delito sexual en contra de una niña y que fue denunciado, detenido, investigado y llevado a juicio, en donde se le sentenció con base a las pruebas valoradas y analizadas.
Ibarra Reyes fue detenido el 09 de mayo y sentenciado el 17 del mismo mes, en una audiencia efectuada en los juzgados del penal de Cieneguillas que duró prácticamente 24 horas.
En un comunicado enviado por la Fiscalía General de Justicia del estado, se informó que “A petición de la defensa y de manera consensuada con los padres de la víctima, se llevó a cabo un procedimiento abreviado, por lo que el imputado aceptó su responsabilidad en el presente hecho y fue sentenciado a cuatro años de prisión”.
Pese a este escenario jurídico y de un delito en contra de una menor, ninguna autoridad universitaria deploró la agresión sexual y mucho menos ofreció una disculpa a la familia de la víctima, a la comunidad universitaria y a la sociedad en general, puesto que no hay que perder de vista que la UAZ es la formadora de profesionistas bajo las reglas de la ética, el respeto a los derechos universales y transmisoras de valores culturales, entre algunos aspectos.
Lo que se hizo fue encubrir desde el poder al ex rector Rubén Ibarra Reyes, quien siguió manejando los hilos de la rectoría interina y de la estructura de compromisos que tejió en la administración central y en el Consejo Universitario de su periodo. La dilación de su destitución laboral obedeció a estos factores.
Rubén Ibarra rindió protesta el 26 de febrero de 2021 bajo condiciones sanitarias extraordinarias producidas por la pandemia del COVID 19; en su conducción institucional traicionó a la corriente académica que lo llevó a la Rectoría y excluyó a la que le abrió el camino en su ascendente carrera dentro de la UAZ.
En este escenario el ex rector se entregó completamente al abrigo del gobierno estatal, para consolidar su corriente académica personal, a la cual continúa dirigiendo desde su teléfono móvil a través de mensajes de whatsapp y con algunas reuniones en su domicilio, que cada vez son más escasas.
El rector Ángel Román Gutiérrez tiene un escenario crítico en el ámbito político, institucional y financiero, que tiene que resolver en el corto plazo.
El control gubernamental sobre la institución es avasallador y el gobernador David Monreal no soltará la prenda fácilmente, como tampoco lo hará su antecesor Ibarra Reyes, puesto que tiene influencia en algunos miembros del Consejo Universitario y en la estructura burocrática institucional.
Y por otro lado la situación financiera de la Universidad Autónoma de Zacatecas está a punto de desbordar su capacidad económica, lo cual es una presión muy fuerte para cerrar este año fiscal 2025, en el que se requieren 480 millones de pesos para el pago de salarios y prestaciones laborales, mientras que la deuda con el ISSSTE llega a niveles inmanejables.
El doctor Ángel Román Gutiérrez es el Doceavo rector de la UAZ y su convicción, es que la Universidad debe ser el faro, el ejemplo, la guía, en un mundo incierto, oscuro y antiético.
Que así sea…
¿Logrará sacudirse la tutela gubernamental y de su antecesor?
Al tiempo
@juangomezac