Por Carlos Ernesto Alvarado Márquez.
Nos dicen que la nueva reforma electoral busca “consenso”. Que se trata de modernizar las reglas del juego. Pero la realidad es otra. Morena no quiere consenso, quiere imposición. Y ya mostró cómo funciona su manual, cuando la mayoría no alcanza, amenaza; cuando la amenaza no basta, compra; y cuando ni con eso logra convencer, mata la democracia.
Ahí está la reelección, que en 2014 se aprobó para legisladores y que ahora se quiere eliminar otra vez. No es un debate serio sobre representación, es un cambio de reglas según la conveniencia del partido en turno. Hoy sirve, mañana estorba.
La democracia directa, que en teoría debía ser voz ciudadana, se usa como megáfono oficialista. Referéndums y consultas no son espacios de deliberación, son espectáculos para legitimar lo que ya estaba decidido.
Pero el verdadero cáncer es el transfuguismo. Los chapulines. Legisladores que brincan de un lado a otro, que votan en contra de la voluntad de quienes los eligieron, no por convicción sino por miedo o recompensa. Ahí está la clave de cómo se aprobaron reformas judiciales, leyes laborales y hasta nombramientos clave. La oposición resistió, pero con fisuras. Y esas fisuras se abrieron justo donde Morena apretó más fuerte: amenazas de investigaciones, auditorías, expedientes guardados como cuchillos listos para usarse. A otros los sedujo con cargos, favores o impunidad. No fue consenso, fue una subasta disfrazada de democracia.
Mientras tanto, el árbitro electoral se acusa de costoso, pero lo que realmente se busca es un árbitro mudo, domesticado, incapaz de pitar faltas al poder. Y en la base de todo sigue el clientelismo: el voto convertido en mercancía, vendido al precio de una despensa, una beca o un contrato.
Al final, los números del Senado lo dicen todo. Morena arrancó con 69% de curules, pero logró 86% de apoyos. ¿Cómo se explica? Con disciplina interna de hierro y con chapulines que brincaron al compás del poder. Lo que debía ser contrapeso se volvió decorado.
Nos hablan de democracia fuerte, pero lo que estamos viendo es un circo amaestrado. Porque cuando un sistema se sostiene en transfuguismo comprado, en consultas manipuladas y en árbitros desarmados, lo que queda ya no es democracia: es un teatro de sombras donde el guion lo escribe un solo partido.
Como dijo Noroña, sin rubor alguno: “Claro que no les hacemos caso… si ejercemos la mayoría que tenemos, la visión de país que tenemos, el proyecto de nación que impulsamos… por más que oyéramos a cualquier cantidad de personas que dijeran que no lo hiciéramos”.
La confesión es clara. Todo en estos gobiernos es simulación.
Reflexión aparte
Las perversas consecuencias de la reforma al Poder Judicial no solo afectan jueces o tribunales: también golpean a espacios de formación y consulta que han sido vitales para la vida jurídica del país, como las Casas de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En Zacatecas este retroceso se volvió evidente con el cese del Maestro Abel Vázquez Villalobos, director de la Casa de la Cultura Jurídica, y del Doctor Raúl Carrillo del Muro, de la Escuela Judicial del Poder Judicial del Estado. Ambos construyeron, con años de esfuerzo, una comunidad jurídica sólida, estudiada y reconocida como una de las mejores capacitadas del país.
No solo fueron formadores y promotores del conocimiento, también fueron referentes de trato humano y de compromiso institucional. Hoy su salida no solo hiere trayectorias personales, hiere a toda la comunidad que encontraron en ellos guía, apoyo y enseñanza.
Perjudicar a quienes convirtieron estos espacios en centros de excelencia jurídica es un error que trasciende lo administrativo: es un golpe contra el presente y el futuro del derecho en Zacatecas. Por eso, nuestro apoyo y solidaridad total para ambos, cuya labor seguirá siendo ejemplo, aunque el poder intente borrarlos del mapa.
La democracia necesita voces críticas, no aplausos enlatados. Por eso los invito a seguir esta conversación en mis redes sociales, donde seguimos analizando, cuestionando y debatiendo con libertad.
Búscame como @Carlos Alvarado y sigamos abriendo juntos este debate que le urge a México.