Por Juan Gómez (@juangomezac)
Director general de Pórtico Online
Zacatecas vive una de sus transiciones atípicas de los últimos 30 años, en la que el gobernador en turno entregará la estafeta a un sucesor al que no solamente encumbró en la vida política estatal, sino en la cumbre del poder local.
Miguel Alonso Reyes sigue gobernando y tomando decisiones en Zacatecas. Lo hará hasta el último minuto de su mandato, porque lo que pretende no es solamente ejercer el poder, sino prolongar su presencia.
El mandatario estatal procuró influir decididamente en la designación de los candidatos a las presidencias municipales, pero sobre todo cuidó muy bien las nominaciones al congreso del estado, en donde el PRI obtuvo mayoría en lo que será la conformación de la LXII legislatura zacatecana.
Durante dos años el gobernador Miguel Alonso Reyes tendrá el control de la mayoría priista en el congreso del estado, lo que también le permitirá tener una defensa estratégica en la revisión de las cuentas públicas de su ejercicio, y además ,sus aliados saldrán en su defensa cuando las acusaciones de la oposición suban a la tribuna.
En el Poder Judicial tampoco tendrá por qué preocuparse Miguel Alonso Reyes. Si bien es cierto que Felipe Borrego, ex presidente del Tribunal de Justicia de Zacatecas, sigue teniendo una influencia destacada al interior del pleno, el actual Ejecutivo ha colocado tranquilamente sus piezas.
Solo le falta enviar la terna de la que saldrá el sustituto del magistrado y ex presidente del Tribunal Superior de Justicia, Bernardo del Real. Seguramente en los próximos días la mandará al congreso.
Alonso Reyes perdió un distrito -el primero de la capital- en el que se postuló a su hermana Lucía, la ex presidenta del DIF estatal, pero ganó la mayoría del congreso. Una maniobra fácil.
También, por segunda ocasión, el partido en el gobierno pierde la capital del estado. En esta ocasión la candidata de Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), Soledad Luévano, es la presidenta municipal electa. Es el último reducto del Monrealismo en Zacatecas.
El gobernador Miguel Alonso no descansa. Coloca las piezas estratégicas no sólo en el ámbito político, sino también en los organismos autónomos. No permite que nadie se interponga en el entramado de la burocracia satelital. No suelta una sola posición. Hace la tarea. No le permite a su sucesor intervención alguna.
Mientras el juego de ajedrez está en su momento culminante el gobernador electo, Alejandro Tello Cristerna, se toma unas vacaciones con su familia.
A su regreso este fin de semana tendrá que atender algunos asuntos:
1.- La impugnación del resultado electoral de la coalición PRD-PAN y Morena.
2.- La designación del coordinador de la fracción priista para la LXII legislatura y la agenda parlamentaria.
3.- La conformación de su gabinete.
4.- La organización de su toma de protesta y la redacción de su discurso.
5.- La revisión de las finanzas y las gestiones ante el gobierno federal para obtener liquidez y poder culminar el presente año.
6.- Integrar la propuesta para el Presupuesto de Ingresos ante el congreso federal.
7.- Preparar el diseño e integración de su Plan Estatal de Desarrollo.
8.- Lo que se acumule.
A su regreso este lunes el gobernador electo, Alejandro Tello Cristerna partirá, como dicen los clásicos, de cero. Con las manos vacías, después de haber ganado el proceso electoral y proporcionarle a la dirigencia nacional de Manlio Fabio Beltrones, un “respiro” en la debacle priista en la que el sonorense sólo preveía perder tres estados.
Pero Tello no fue el único que se aplicó en la obtención del triunfo, ni tampoco se lo deben todo a la estrategia del español Alexei San Martín, sino al propio Alonso Reyes. De ahí que aún ejerza su autoridad, su determinación, su voluntad política.
Esta semana cuando Tello Cristerna empiece a tomar el rumbo de la preparación de lo que será su gobierno, empezará a ver la realidad de lo que tiene en las manos, pero también deberá ser conciente no solo de la elección, sino de quienes le acompañarán en los próximos cinco años de su mandato.
La designación de su equipo de trabajo será determinante no solo para el logro de sus objetivos gubernamentales, sino que será la base de su coherencia o no de su discurso y compromiso con los zacatecanos.
“Las mismas caras salen caras”, dijo durante la sucesión y en campaña electoral. ¿Cumplirá? ¿Cuántos compromisos contrajo?
Otro aspecto importante es la herencia política de su antecesor. Alejandro Tello tendrá que marcar distancia con Alonso Reyes no solo en la forma sino en el fondo. ¿Cuándo lo hará? ¿Cómo lo hará?
Cuando Arturo Romo Gutiérrez fue electo candidato al gobierno de Zacatecas, en una charla con el entonces gobernador, Genaro Borrego Estrada (1986-1992), me confió: “Ya le entregué las llaves del estado a Arturo” (Romo Gutiérrez, quien gobernó de 1992-1998).
Y así fue. Borrego Estrada se llevó a algunos colaboradores al Comité Ejecutivo Nacional del PRI y después a la dirección general del IMSS. Ninguno de los integrantes de su equipo se incorporó al gobierno romista.
Lo mismo sucedió en la transición del gobernador Ricardo Monreal (1998-2004) y de Amalia García Medina (2004-2010). Ningún miembro de estos equipos se integró al siguiente. Al contrario, rompieron de manera abierta, pese a que eran del mismo partido político (PRD). Amalia no permitió la intromisión en su gobierno del Monrealismo.
Alejandro Tello Cristerna tiene el reto y el desafío de romper con el pasado, con la “herencia” política de su antecesor, quien sigue ejerciendo el poder, sin concesiones ni contemplaciones.
¿Podrá Alejandro Tello sacudirse la sombra y la influencia de quien lo llevó a la política y al poder?
¿Cuándo le entregarán las llaves de Zacatecas?
Al tiempo.