Por Juan Gómez (@juangomezac)
Director general de Pórtico Online
En la década de los ochentas el magisterio zacatecano sufrió una ruptura importante en el oficialismo sindical, cuando una expresión progresista de sus filas se escindió ante la falta de procesos democráticos para elegir a sus dirigentes y sobre todo, por el fuerte control de la dirigencia que ejercía un grupo de maestros vinculados al gobierno en turno.
Una expresión de maestros zacatecanos y algunos, de otras entidades del país, iniciaron un movimiento en demanda de espacios de participación dirigente, ante el asfixiante control oficial del liderazgo nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).
Las grandes movilizaciones de la disidencia magisterial sacudieron las conciencias de muchos maestros que estaban hartos de los privilegios de sus líderes, quienes se repartían las canonjías que les proporcionaba la Secretaría de Educación del gobierno estatal, así como los escaños parlamentarios que le escamoteaban al priismo local.
Las multitudinarias manifestaciones que realizaron en aquella época desencadenaron después en actos vandálicos y de agresión en contra de profesores, a los que rapaban en la vía pública, acciones radicales que recibieron el rechazo de la opinión pública y de la sociedad en general.
Ante el embate de los radicales del magisterio el gobierno del estado continuó su estrategia de sujeción y control sindical. Utilizaba a decenas de maestros y maestras para comisionarlos en el partido oficial, en presidencias municipales, en el gobierno del estado y como operadores políticos en distintas dependencias.
De esta manera se generó un sistema de cooptación para controlar a los maestros que a la postre, construyó un enorme elefante al que habría que alimentar con los recursos del erario público pero que, al paso de los años, resultó una enorme carga económica que las administraciones últimas no han podido soportar.
El sistema de control basado en la gran corrupción, en la opacidad y la antidemocracia se salió de control en los últimos años, motivo por el cual en la presente administración, se inició una depuración de maestros comisionados y se hicieron intentos por modificar el Contrato Colectivo de Trabajo, pero la dirigencia magisterial oficial presionó al gobernador Miguel Alonso, para firmar una minuta en la que se comprometió a respetar lo que denominaron “los derechos obtenidos”, a los que consideran como irrenunciables.
En 1998 un sector importante del magisterio tanto disidente como oficial apoyaron la candidatura del entonces aspirante a la gubernatura Ricardo Monreal Ávila, postulado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien al triunfo electoral que permitió la alternancia en Zacatecas, autorizó durante su administración el otorgamiento de 90 días de aguinaldo a los maestros, y nombró como Secretario de Educación y Cultura a Armando Cruz Palomino, una de las figuras destacadas de la lucha magisterial zacatecana, quien murió en un accidente automovilístico en marzo del 2001.
El ex gobernador Monreal Ávila se congratuló con el magisterio e incorporó a algunos de sus cuadros a la Secretaría de Educación y Cultura, lo que le redituó un clima de tranquilidad y control tanto de la disidencia como de las secciones 34 y 58 del SNTE en el estado.
La cara opuesta de la moneda la vivió durante su administración Amalia García Medina, quien recibió no solamente las presiones y movilizaciones de la disidencia magisterial, sino los insultos y las amenazas de los radicales que pretendían desestabilizar a su administración.
Pero ya los presupuestos empezaban a ser insuficientes para alimentar al monstruo que había creado el PRI y que alimentaban ahora con más prestaciones y días de aguinaldo, rubros que no eran aceptados ni financiados por la federación a través de la Secretaría de Educación Pública, puesto que la dependencia canalizaba recursos solo para un restringido número de plazas y días de aguinaldo.
En la actualidad la dirigencia magisterial de la sección 34 del SNTE en Zacatecas atraviesa por un conflicto de carácter sindical y jurídico, debido a que en el XXV Congreso Extraordinario para elegir a su nuevo secretario general, se cometieron una serie de irregularidades que, si son avaladas a rajatabla por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, generará una gran inestabilidad a la próxima administración del gobernador electo, Alejandro Tello Cristerna.
El jueves pasado cuando se llevaba a cabo el proceso de elección magisterial de la sección mencionada, se suspendió unilateralmente y el barullo que generó fue acallado con violencia por elementos de seguridad privada contratados por la dirigencia nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que dirige Juan Díaz de la Torre.
Al siguiente día y durante la madrugada del viernes un número reducido de delegados eligió a Soralla Bañuelos de la Torre como la secretaria general de la sección 34 del SNTE en el estado, al reponer la realización del congreso en un municipio apartado de la capital del estado, y sin notificar a la mayoría de los delegados, puesto que se requiere de del 50% más uno de los delegados para que sea legal la elección.
Al siguiente día y sin que mediara la entrega de la “toma de nota” de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, Soralla Bañuelos de la Torre se reunió con el Secretario de Educación del gobierno del estado, Ubaldo Ávila Ávila, lo que se agrega al proceso de irregularidades de la elección.
Cabe mencionar que Soralla Bañuelos es actualmente diputada federal por el Partido Nueva Alianza y una de las mujeres de la dirigencia magisterial más cercanas a Juan Díaz de la Torre, el líder que asumió el liderazgo magisterial oficial luego de la detención y encarcelamiento de Elba Esther Gordillo Morales.
Bañuelos de la Torre ha sido uno de los testigos claves en las acusaciones que mantienen en la cárcel a la ex líder magisterial y fundadora del partido que la llevó a la Cámara de Diputados. Su hermana Geovanna es actualmente diputada local electa y ex dirigente del Partido del Trabajo, uno de los cuadros políticos estratégicos de Ricardo Monreal Ávila en el estado. Su mérito para lograr la dirigencia es también el ser la apoderada jurídica del CEN del SNTE. No se conoce en Zacatecas que haya ejercido el magisterio en el sector público.
Este escenario que podría heredar el gobernador Miguel Alonso Reyes, podría ser factor de una prolongada inestabilidad al gobierno del priista Alejandro Tello Cristerna, cuando inicie el próximo 12 de septiembre.
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