Por Elsa Leticia García Argüelles
La metaficción y la figura de la escritora en voz de la narradora juega con diferentes estrategias e imágenes como la ironía y la intertextualidad, creando juegos/refugios de la escritura que prefiguran una memoria del lector, quien busca un orden a seguir en medio del caos de los recuerdos: “Porque antes de todo esto, yo siempre traía una novela en la cabeza, rodándome como mosca. Lo que me rodeaba se convertía en parte de esa novela, desde el batir de un ala, hasta un lejano ¡Panchooo¡, emitido por allá en el bosque. La traía, sí, como ahora traigo a Dolor, a manera de aureola. No había manera de escabullirse.” (Puga, 2004:19) La narradora se presenta además como lectora de sus propios cuadernos y de su libro. En Lo que le pasa al lector también de Puga, Demetrio Anzaldo comenta:
Este texto se ha dejado a la deriva por un canon literario mexicano que no lo quiso ni supo leer a tiempo. Pasando por alto o descontando burdamente por la “crítica especializada” es un escrito que debiera ser revalorado con justicia y libertad. […] Su entrega a la escritura la conduce a ponerla en práctica en cada una de sus manifestaciones. En Lo que le pasa al lector se aprecia su labor como crítica literaria al escuchar una voz autorial que cuenta, que se amolda acompasadamente a la energía, la materia, la realidad, el silencio, el vacío, el habla de la vida, para nutrir a su voz literaria, a su hablar, de un sentido más correcto. […] El lector es un espectador que de pronto puede detener el acontecer y con su imaginación cambiarlo. Con su lenguaje propio. (Anzaldo, 2016: 181,182)
Esta cita parece coincidir con la visión de Lauro Zavala[1] sobre el relato y la novela corta en medio de fragmentos y fractales, en medio de silencios, de libertad literaria y un gesto de sanación.[2] Según Lauro Zavala la ironía y al aspecto lúdico forman parte de esta saga de la construcción de la minificción, y otros relatos cortos que integran la serie que integran un texto mayor:
“El surgimiento del término minificción es consecuencia directa de este nuevo contexto de lectura, donde las posibilidades de interpretación de un texto exigen reformular las preceptivas tradicionales y considerar que un género debe ser redefinido en función de los contextos de interpretación en los que cada lector pone en juego su experiencia de lectura (su memoria), sus competencias ideológicas (su visión del mundo) y sus apetitos literarios (aquellos textos con los cuales está dispuesto a comprender su memoria y a poner en riesgo su visión del mundo). […] “Aquí es conveniente señalar que los textos que conforman una serie de cuentos integrados están escritos teniendo en mente su relación entre sí, de tal manera que en conjunto adquieren una clara unidad estructural. Por esta razón algunos estudiosos han propuesto llamarlos también cuentos enlazados (Enrique Anderson Imbert) o cuentos moleculares (Slawomir Dolezel).” (Zavala : 8, 9)
La intertextualidad se teje desde entre el texto autobiográfico y la ficción, en la mención de escritores como Borges, Kakfa y Cortázar. En el relato “38. La perspectiva” se sugiere la humanización de figuras y categorías literarias para construir la novela, es como si a medida que el cuerpo de la narradora fuera perdiendo identidad, la novela fuera nutriéndose y tomando forma, tomando vida:
Como un atardecer inexorable, la perspectiva cobra cuerpo. Me duele todo, para qué especificar qué. Siento que los huesos chillan pidiendo atención. Dolor anda cabizbajo, ni siquiera participa de mis abruptos entusiasmos. Ha entendido antes que yo que la operación es ineludible. Lo que yo creía libertad no era más que un postergamiento muy mexicano: Mañana hablo. No contestan. Se me hace que Nutrición no existe. Dolor opina lapidario: Claro que existe, quién más pudo haber inventado a Kafka. (Puga, 2004: 38)
Bibliografía:
Anzaldo González, Demetrio (2016): “Una asertiva palabra que resurge en la historia: el hablar real de María Luisa Puga en Lo que le pasa a lector”, en García
Argüelles, Elsa Leticia. (Coord.) Palabras vivas. Ensayos de crítica literaria en torno a María Luis Puga. México, Universidad Autónoma de Zacatecas, Instituto Zacatecano de Cultura.
López, Irma. “Re/composición del cuerpo/texto en diario del dolor”, en Revista Anuario de Letras Lingüística y Filología, vol. 44, 2006, 234-253.
Puga, María Luisa 20014): Diario del Dolor. México, Alfaguara.
______________. (1991) : Lo que le pasa al lector. México, Grijalbo.
Zavala, Lauro. “Fragmentos, fractales y fronteras: género y lectura en las series de narrativa breve”, Revista de Literatura, vol. 66, núm. 131, 2004.
[1] “Los desplazamientos y variantes del ser que los lectores identificamos en su novelística nos advierten un yo escindido que (re)construye su mundo y la imagen propia repitiendo su presencia y dispersión en un juego de cambios y reflejos que sintetizan diferentes etapas de la (de) formación de la identidad de la mujer/escritora: María Luisa Puga”. (López, 2006: 240)