Washington, EU.- Parece una obsesión. Ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que “no hay razón” para que el Congreso no apruebe este año la reforma migratoria propuesta por su gobierno.
El Senado estadounidense (donde el Partido Demócrata, de Obama, tiene mayoría) ya aprobó un proyecto de reforma migratoria, pero el texto está empantanado en la Cámara de Representantes (controlada por opositores republicanos).
Obama, que está en campaña para lograr una legislación migratoria integral, se reunió con empresarios favorables a la reforma. Insistió en que “no sólo es lo correcto, sino que también es crucial para nuestra economía”.
Los argumentos que el mandatario ha puesto sobre la mesa intentan ser convincentes en un país golpeado por la crisis económica interna y externa. La Casa Blanca sostiene que la reforma migratoria reducirá el déficit federal en casi 850 mil millones de dólares en los primeros 20 años y hará crecer la economía en 1.5 billones de dólares durante ese lapso.
El cabildeo de Washington obtiene frutos, pues ya convenció a tres representantes republicanos: Jeff Denham, Ileana Ros-Lehtinen y David Valadao.
Por ello, el presidente se atrevió a señalar que ya cuenta con los votos necesarios para cristalizar una reforma; esto, a manera de presionar a la Cámara de Representantes a que retome el debate y dé luz verde a la legislación que permitiría un estatus legal a 11 millones de migrantes.