El gobierno de Ucrania aseguró el martes no temer una penuria tras el corte de suministro de gas decidido por Rusia, país del que quiere reducir la dependencia arrimándose a Europa.
Ucrania calificó el corte de gas de “nueva agresión” contra el Estado, en momentos en que las autoridades se enfrentan a una violenta insurrección prorrusa en el este del país, lo que podría generar la instauración de una ley marcial en dos regiones separatistas.
El director general del grupo ucraniano Naftogaz, Andrei Kobolev, aseguró a la población de 46 millones de este país que no debían temer una penuria, incluso si Rusia “redujo a cero” sus entregas de gas, y solamente envía volúmenes destinados a los países europeos.
“Creo que los consumidores no se verán de ninguna manera afectados”, declaró en entrevista a una televisión local.
“Respecto a la posibilidad para Naftogaz de suministrar gas (a los consumidores), hay gas en reserva”, añadió, sin dar más detalles.
Rusia cortó el lunes el suministro de gas a Ucrania tras el fracaso de las negociaciones sobre su precio, y porque reclama una deuda no pagada por Kiev de 4.500 millones de dólares. Moscú “redujo a cero” el suministro de gas a Ucrania y solo deja entrar gas destinado a los países europeos, pero las autoridades ucranianas aseguraron que su país no perturbará el tránsito a Europa.
Cerca de la mitad del gas que Rusia exporta a Europa—un 15% del consumo europeo—transita por territorio ucraniano.
Precisamente, Ucrania afirma que desea implementar “flujos invertidos” para recibir parte del gas ruso que los países europeos importan. El primer ministro Arseni Yatseniuk declaró el martes ante el parlamento que “un pequeño volumen de flujos invertidos” había empezado a producirse.
“Pequeños volúmenes de flujos invertidos son insuficientes para suministrar gas a Ucrania, pero cuando haya mayores flujos, los suministros podrían ser del orden de 15.000 millones de m3. Este volumen es suficiente para suministrar en gas a Ucrania” aseguró Yatseniuk.
El origen de esta “guerra del gas” entre Moscú y Kiev remonta a la llegada en Ucrania de dirigentes prooccidentales en febrero pasado, tras la caída del presidente prorruso Viktor Yanukovich: Rusia subió el precio de los 1.000 m3 de gas de 268 a 485 dólares, un precio sin equivalente en Europa que fue rechazado de forma categórica por Ucrania.