ZACATECAS.- A fin de que propios y turistas admiren el mural Lucha Perseverante de los hermanos Imuris Aram y José Arturo Ramos Pinedo, autoridades del Instituto Zacatecano de Cultura reubicaron esta obra pictórica en el rellano de la escalera del Centro Cultural Ciudadela del Arte.
La plástica alegórica y realista es un retorno al muralismo mexicano y que se basa en los ideales de la Independencia y la Revolución.
En relación a esta obra, la escritora y crítica de arte Sofía Duarte Gamboa, después de hacer un análisis del cuadro, una valoración estética, personal y subjetiva del mural, manifiestó que es un retorno al muralismo que en el siglo pasado colocó a México entre los más prestigiados creadores en el mundo del arte, es la propuesta estética de los hermanos Ramos Pinedo. Mediante el mural público y un estilo realista quieren mostrar que el arte contemporáneo no está dirigido a especialistas sino a la comunidad entera.
Con pinturas monumentales en Aguascalientes y en la Universidad Autónoma de Zacatecas, Arturo e Imuris colocan su propuesta ante un público diverso en contraposición a las manifestaciones artísticas contemporáneas cuyas preocupaciones estilísticas y conceptuales, se han alejado cada vez más de las necesidades estéticas de la sociedad.
Interesados en temas afines a la cultura popular, utilizan elementos simples de la idiosincrasia mexicana como el rebozo, el sombrero charro y el agave. A través de una composición simbólica de dichos elementos, los hermanos Ramos pretenden dirigirse al ciudadano actual de México, que estudia, trabaja y se ocupa de su familia; así como proyectar una visión consistente de nuestro país ante el extranjero.
El motivo por el cual surgió la obra denominada Lucha perseverante, fueron las conmemoraciones de la independencia, la revolución y, especialmente, la decisiva batalla de la toma de Zacatecas. Movimientos liberadores iniciados en 1810, continuados en 1910, y resurgidos, de manera distinta en el actual 2010.
mbolos esenciales en la identidad mexicana como el rifle alusivo a la revolución pero también a la guerra de independencia y a la que hoy se libra contra la inseguridad y violencia social.
Lucha perseverante es la batalla diaria que cada individuo enfrenta por la supervivencia en la sociedad actual. “Lucha” es un sustantivo femenino y es también la mujer quien encabeza y, en gran cantidad de ocasiones, sustenta una familia. Con los pies bien firmes sobre la región, no sobre la tierra, sino sobre un agave, la “mujer-lucha” enfrenta cada adversidad sin dejarse vencer, incluso frente a la misma muerte.
Para Arturo e Imuris la independencia y la revolución son la base en la que se asientan los ideales de batalla, fuerza y progreso. Ideales que, a pesar de la difícil situación actual, mantienen el ímpetu y la responsabilidad de los mexicanos trabajadores, especialmente, de todas esas mujeres a cargo de un empleo, del cuidado, manutención y educación de sus hijos, así como del mantenimiento de la casa para conformar un hogar, el rincón seguro en un mundo en guerra por cuya defensa son capaces incluso de tomar las armas.
Desde la oscuridad la mano de un andrógino personaje impide el paso a la mujer y frena su impulso, sobre su rostro tiene tatuados símbolos prehispánicos de la muerte provenientes del códice Borgia, que representan a “Mictlantecuhtli”, el señor azteca de la muerte. Para quien no conoce estos símbolos, la figura simplemente constituye todas las dificultades que aquejan a mujeres, hombres, comunidades y naciones; es la síntesis de la lucha constante en la vida diaria contra el cansancio, la enfermedad, la injusticia y la muerte, de uno mismo y de los seres que más se quieren.
Tres niños vestidos de blanco simbolizan la paz y esperanza en heterogéneos rostros de acuerdo al mestizaje racial y cultural característicos del pueblo mexicano. El personaje revolucionario alusivo a Pancho Villa, pero de ninguna manera su personificación; gira su caballo hacia los niños para protegerlos.
La puerta en llamas tras el guerrero significa la parte violenta de toda lucha, el fuego que aniquila pero también purifica y permite un resurgimiento. El cielo está en pugna, las nubes se arrebatan el espacio entre sí donde el humo y la tormenta no son suficientes para cubrirlo todo y la poderosa fuerza de los destellos del sol escapa y deja ver la brillante inmensidad que, mientras aguarda el acontecer de los sucesos, se aproxima con firmeza.