Código Político
Elecciones intermedias
Por Juan Gómez
Este domingo iniciaron las campañas políticas en el país bajo un esquema riesgoso para el sistema democrático nacional e impredecible para un resultado electoral, puesto que la debilidad de la economía, el deterioro del poder adquisitivo, la cancelación de proyectos generadores de obra pública, el deterioro de la imagen del presidente Enrique Peña Nieto, la confrontación y desprestigio del panismo, la atomización y fragilidad de la izquierda, los llamados al abstencionismo y un largo etcétera, son factores que sin duda incidirán en el voto ciudadano.
El espectro electoral es hasta cierto punto contradictorio, pero a final de cuentas nuestra incipiente democracia presenta todavía grietas que no favorecen del todo la participación ciudadana, en tanto que los medios de comunicación social tradicionales, aún y cuando mantienen ciertas fortalezas de penetración, son desplazados gradualmente por la información a través de las redes sociales.
2015 es el año en que las elecciones intermedias son de gran trascendencia para el presidente Peña Nieto quien hasta el momento, es el primer mandatario nacional en la historia de las mediciones de opinión pública, que tiene el más bajo puntaje de aceptación entre los mexicanos.
El priista Ernesto Zedillo obtuvo una aceptación relativamente alta en las elecciones intermedias pero con una captación más baja.
“El inicio del gobierno de Zedillo estuvo, obviamente, marcado por la crisis económica desatada a finales de 1994. Zedillo inició su gobierno con una aprobación cercana a 76%, de alguna manera heredada por el gobierno anterior. Para enero esta cifra ya era menor de 50% y en febrero de 1995 solo el 23% de los mexicanos aprobaba su forma de gobernar, la cifra más baja jamás observada. Zedillo logró la recuperación más espectacular de la popularidad presidencial, por lo menos en México. En un año la aprobación del presidente pasó de 22% a 57%, impulso que mantuvo hasta agosto de 1977, cuando llegó a 71%, la popularidad más alta que obtuvo en todo su sexenio”. (Revista Nexos. Num. 447. Págs. 11 y 12).
La desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero, el 26 de septiembre del año pasado y el mal manejo de la crisis pegó sensiblemente en la aceptación del Presidente Peña, y a pesar del cambio de Jesús Murillo Karam en la Procuraduría General de la República por la senadora con licencia Arely Gómez González, la imagen presidencial no se ha podido recuperar.
“En los tres meses siguientes la aprobación presidencial se desploma hasta llegar al 25%, su punto más bajo, medido en encuestas telefónicas. En la primera quincena de enero de 2015 inicia un proceso de recuperación”. (Revista Nexos. Núm. 447. Pag. 14)
A estos resultados obtenidos mediante una encuesta telefónica le acompañan la reforma fiscal de características meramente recaudatoria pero que no estimula a la productividad, la débil economía mexicana dañada seriamente por la caída en el precio del petróleo en el exterior; los escándalos de presunto tráfico de intereses con la adquisición de residencias tanto para el Ejecutivo federal como para el Secretario de Hacienda, Luis Videgaray, así como los casos Tlatlaya, la desaparición de 43 estudiantes normalistas guerrerenses y la confrontación entre el relator de la ONU y la Secretaría de Relaciones Exteriores, son puntos candentes en un escenario electoral.
Aún con este escenario adverso el Revolucionario Institucional es el partido mejor posicionado en la preferencia electoral, de acuerdo a una encuesta en vivienda entre julio y agosto de 2014 de la empresa Parametría: PRI, 25%; PAN, 17%; PRD 14%; PVEM, %%; Morena, 4%; PT y Panal, 2% respectivamente; MC y Partido Humanista, 1% respectivamente.
Acción Nacional es el segundo partido en las tendencias de preferencia electoral en este momento, pero la confrontación de la corriente calderonista con la del actual dirigente, Gustavo Madero, provocó escisiones de algunos cuadros albiazules a lo que habría que agregar las prácticas de corrupción y de vinculación delincuencial en la que han incurrido algunos de sus militantes.
En cuanto a la izquierda agrupada en el PRD es la peor posicionada de acuerdo a las tendencias electorales, a causa de la corrupción y la de la vinculación con la delincuencia organizada de algunos de sus líderes. La participación actoral del alcalde de Iguala, de extracción perredista, José Luis Abarca y de su esposa María de los Ángeles Pineda, obligó a Carlos Navarrete Ruiz a ofrecer disculpas a la opinión pública por los hechos sangrientos.
Respecto a Morena de Andrés Manuel López Obrador es, hasta ahora, una incógnita aunque el desprendimiento de cuadros dirigentes del PRD podría favorecerle para obtener el registro electoral. Por cierto el político tabasqueño creció el año pasado al colocarse en una preferencia destacada entre la ciudadanía.
Por cierto la empresa Consulta Mitofsky publicó en marzo lo que llamó “La Gran Encuesta” en la que confirma la tendencia electoral favorable para el Revolucionario Institucional; sin embargo, de acuerdo a este estudio, es el partido con más opinión negativa aunque el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México, son los partidos peor calificados (http://www.nnc.mx/nacional/1425443130.php).
Los mexicanos escucharemos y veremos en la radio y TV 13 millones 300 mil spots durante 60 días, lo que se traduce en 221,600 spots diariamente, precedidos por estos días de mensajes del Instituto Federal Electoral y de partidos políticos que hacen acopio de la pobre creatividad e innovación mediática.
En este proceso electoral federal se renovarán las 500 curules de la Cámara de Diputados, más de mil alcaldías y habrá elecciones para gobernador en nueve estados del país.
Sin embargo aún no asoman las propuestas ciudadanas que puedan motivar una mayor participación de la sociedad democrática en estos comicios, puesto que de los requisitos del INE para registrar candidaturas ciudadanas, provocó que de 122 aspirantes solo hayan sido aprobados 22 candidatos.
Algunos escritores, analistas e investigadores proponen a los mexicanos no acudir a las urnas a votar el próximo 7 de junio como una forma de protesta contra el autoritarismo y la antidemocracia en el país, pero desde mi punto de vista esa estrategia sólo favorecería al partido en el poder.
Creo que lo mejor es acudir a ejercer el derecho al voto de manera informada y crítica y, como forma de protesta, escribir en la boleta los términos de nuestra enérgica inconformidad.
Al parecer, pese a que el PRI es el mejor posicionado, todo parece indicar que no obtendría mayoría absoluta en la próxima legislatura federal.
Al tiempo.